LA TELARAÑA: Votos, saldos, rebajas y abusos

sábado, agosto 21

Votos, saldos, rebajas y abusos

La respuesta al debate de los sábados en El Mundo: ¿Es ilegítimo el Govern de Antich tras constatarse que UM logró tres diputados de forma fraudulenta?


Sí. Desde siempre, creíamos saber lo que vale un voto, pero ignorábamos, al menos con exactitud, cuál era su precio de mercado. Ahora ya lo sabemos. Cuando se juntan los que padecen la miseria con los miserables –que no son los mismos, sino los opuestos que se buscan, con ansiedad, para aniquilarse en cuanto dejen de serse, mutuamente, útiles- se suele producir la entente cordial. Ochenta euros por un voto. O un puesto de trabajo de Emaya. Una gerencia en la Fundación Illesport. Un contrato en el Imfof. La algarabía de las casas nacionales foráneas en la casa nacional mallorquina, en sus patios y jardines fraudulentos, en sus muros y extramuros, en sus mazmorras, en su ubicua cloaca y en la constitución final del Parlamento y, así, del Gobierno Balear. La nauseabunda topografía del mercado.

Es lo que pasa al distinguir entre el valor y el precio de las cosas. Uno se sorprende cuando deja caer la papeleta en la urna y recae, luego, en el valor añadido de cuatro años de poder contable en las arcas de la comunidad, en los saldos y rebajas de los presupuestos y subvenciones, en el kit sadomasoquista de vara y mando, sumisión y docilidad. Es el poder, su precio y su coste, su legitimidad en el filo de las balanzas y en la puja a mano alzada de la usura. ¿Dónde si no?

Ya lo dijo, en Julio de 1976, Jorge Luis Borges: «Para mí la democracia es un abuso de la estadística. Y además no creo que tenga ningún valor. ¿Usted cree que para resolver un problema matemático o estético hay que consultar a la mayoría de la gente? Yo diría que no; entonces ¿por qué suponer que la mayoría de la gente entiende de política? La verdad es que no entienden, y se dejan embaucar por una secta de sinvergüenzas, que por lo general son los políticos nacionales. Estos señores que van desparramando su retrato, haciendo promesas, a veces amenazas, sobornando, en suma. Para mí ser político es uno de los oficios más tristes del ser humano. Esto no lo digo contra ningún político en particular. Digo en general, que una persona que trate de hacerse popular a todos parece singularmente no tener vergüenza. El político en sí no me inspira ningún respeto. Como político.» Lástima que tanta lucidez sólo sirviera, a efectos prácticos, para privarle de un Premio Nobel, que muy pocos merecieron tanto como él, pero que él no quiso comprar. Aún hay cosas que no tienen precio. Menos mal.

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2 Comments:

Blogger Unknown said...

Estás que te sales. Me imagino que los argentinos pensaron que lo de la UM era como el peronismo en chico.
He aprovechado una definición tuya de los paisus catalins para mi último post.

Abrazo :-))))

21 de agosto de 2010, 12:12  
Blogger Juan Planas Bennásar said...

Hace mucho calor como para salir a ninguna parte, así que me tiro hacia dentro y miro y digo... Borges me pareció el argentino más adecuado para equilibrar la balanza con los que tenemos por aquí... sólo algunos, no todos, claro;-)

Gracias por la cita.

Abrazos!

21 de agosto de 2010, 12:39  

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