LA TELARAÑA: El Gulag normalizador

lunes, febrero 21

El Gulag normalizador

La Telaraña en El Mundo.


No entiendo mucho de según qué temas. Del llamado Decreto de Mínimos o de La Ley de Normalización Lingüística, por ejemplo, tan sólo conozco su aluvión genérico de mayúsculas encadenadas, su singular aliento fetichista, su ramalazo étnico, el aluvión de subvenciones de parte que genera y poco más. Me queda, eso sí, el dudoso placer de observar cómo las nubes oscuras van cubriendo los territorios sometidos a sus designios, convirtiéndolos en zonas hostiles, en barracones de silencio y asfixia, en gulags de opresión. De inteligencia mutilada, de castración, de ceguera.

No me extraña, pues, que me acabe gustando tanto la bruma. Y no bromeo. Mallorca es ya uno de esos lugares terribles donde sólo se puede sobrevivir si se es capaz de convertir el desprecio que recibimos en una absoluta indiferencia. Llevo lustros untándome con ese magnífico bálsamo. Sólo así alivio las llagas y esquivo el odio y hasta aparto de mí el polen venenoso que impregna el aire y lo convierte en lodo.

La última hazaña de nuestra clase política ocurrió hace tan sólo unos días. No se les ocurrió otra que aprobar en el Parlament una proposición no de ley -como es obvio: ignoro qué es eso- tachando de peligro para la convivencia pretender derogar esas aciagas leyes normalizadoras. ¡Ni que fuesen las Tablas de la Ley! Con todo, siempre se aprende algo. Ahora sé que soy, también, un peligro público. Es formidable.

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2 Comments:

Blogger Johannes A. von Horrach said...

La de vueltas que da la vida: aquellos mismos que decían que la Constitución española no es sagrada y que se debería cambiar, son los mismos que sancionan ahora la inviolabilidad eterna del Decreto de Mínimos. Pero, claro, donde haya un buen Decreto de Mínimos (sobre todo si es defendido al estalinista modo), que se quiten todas las Constituciones del mundo, por favor, eso no puede discutirse. ¿Usted no sabe, amigo Planas Bennásar, que sin su buen Decreto de Mínimos ni Colón habría llegado a América ni Neil Armstrong pisado la luna? ¿No lo sabía? Pues créame, es así (si no me cree, ya sabe que se expone a ser un peligro público). Un respeto, hombre, hay que respetar las cosas verdaderamente importantes de la vida. Que nos maquillen la Constitución, nos fusilen a aparcamientos de pago, Vías Conectoras, nos quiten las pensiones, etc., ¡¡pero que no nos toquen el santo Decreto!!, porque, ¿acaso hay vida más allá del Decreto de Mínimos?

21 de febrero de 2011, 4:29  
Blogger Juan Planas Bennásar said...

No la hay, amigo Horrach. Ese decreto es como un agujero negro, se lo traga todo menos a sí mismo. Y así engorda. Tanto, que haría falta un nuevo Big Bang para que renaciese la vida;-)

22 de febrero de 2011, 1:20  

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