LA TELARAÑA: El grado especulativo

sábado, marzo 26

El grado especulativo

La respuesta al debate de los sábados en El Mundo: ¿Cree justo que Matas pierda todos sus bienes por la fianza trampa del juez Castro?

No. Pero hablar de justicia, o injusticia, en un asunto tan sumario y letal como este, casi me causa sonrojo. O vergüenza ajena. Risa. Malhumor. Quizá hastío. Lo primero que se me ocurre reseñar –quizá para ir divagando, como un buzo entre rizos, serpentinas, pirañas y tiburones, y siempre más allá de las dos aguas, ambas turbias y revueltas, de la verdad o la mentira- es que las desgracias ajenas, al igual que las propias, no deberían convertirse nunca en materia de discusión pública. Eso es cierto. O lo parece, pero tampoco del todo. Porque también es cierto, en este caso, que resulta muy difícil, sino imposible, deslindar por completo lo público de lo privado y asegurar, al menos con absoluta certeza, qué dineros de los muchos que parece haber manejado en su vida, Jaume Matas, son suyos por su propio trabajo o por ese milagro incendiario de la herencia familiar, y cuáles lo son por otra causa mucho más prosaica, el fenómeno perverso de la intermediación colateral y la fermentación corrupta, la actividad parapolítica, la megalomanía -compartida, en silencio más o menos cómplice, por unos u otros-, el rayo cegador o justiciero, quién sabe, de su ascensión vertiginosa y, también, de su fulgurante caída.
Con todo, la conexión valenciana de Matas siempre pintó muy mal. O incluso peor. Sobre todo, si la empezamos ilustrando con el espectro del arquitecto, ingeniero y seguro que áulico delineante, Santiago Calatrava, en su papel asistido de Sumo Hacedor de maquetas y delirios de grandeza, de abismos indecibles, de palacios de cristal y de puentes de aire. De colmenas de nada. De vacío. De liturgia que sólo espera una última e impactante aparición. Aquí es cuando entra en escena el Banco de Valencia. Nada menos.
Moody´s, esa entidad que cifra la crisis económica en sus orígenes bancarios, como si hubiera otros, acaba de colocar a ese banco bajo el desalentador epígrafe de Ba1, o grado especulativo, así lo llaman. Es, pues, el banco ideal para acabar de ilustrar el panorama y la pesadilla de Matas. El viejo sueño alquímico de las metáforas -¡y de los viles metales!- al servicio de un espejismo que ahora se materializa, como quien llama a aldabonazos a las puertas de la Justicia y le reciben con las facturas inaplazables de la usura y el embargo. La hora aciaga de la guillotina. O la hora feliz. Lógica. Necesaria, ¿La hora final? Quién sabe.


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1 Comments:

Blogger Pau Llanes said...

Cuánta razón tienes y qué certeramente aciertas en el centro de la diana. Calatrava es la figura retórica que ilustra simbólicamente gran lo acontecido. Lo representó y representa en Valencia; lo iba a representar en Mallorca: “delirios de grandeza, de abismos indecibles, de palacios de cristal y de puentes de aire. De colmenas de nada. De vacío. De liturgia que sólo espera una última e impactante aparición”… Aparición fantasmal, espectral, virtual, pura especulación… y un alarde de apariencias en procesión…

¿Cuántos miles de millones de euros ha costado toda esa arquitectura vacía de sentidos y contenidos? Qué caras son las postales con fondos calatravos, ¿no? Cuanto más caro e inútil, mejor… Cuanto más oneroso su mantenimiento, mejor en el futuro…

Conozco a Calatrava, lo traté en alguna ocasión hace años, personalmente, en trato corto, y es tan megalómano y pedante como lo son sus arquitecturas y proyectos. Calatrava se mide con Miguel Ángel y se cree aún más genial que el italiano… Qué pena que el primero sólo tuvo “patronos” que limitaban constantemente sus ideas y proyectos y el valenciano tiene políticos timoratos y/o “interesados” que todo que les propone les parece poco y “barato”… ¿Por qué será? “Piensa mal y acertarás” es un viejo refrán castellano…

Dices bien al señalar que Matas aprendió en Valencia. Allí estudió; allí, creo, conoció a su mujer… y a la pareja de amigos íntimos valencianos que fueron sus “avalistas” políticos: Zaplana y esposa… Seguramente supo directamente de Zaplana las virtudes de contar con un arquitecto áulico como Calatrava y lo “preciosas” que son sus maquetas… En fin… Esos arquitectos exquisitos que se lavan las manos tras los desastres de sus “mecenas” y bienhechores… Los hay de todos los pelajes… ¿Y Nouvel? ¿Qué me dices de Nouvel y su “colaboración” necesaria en el caso Can Domenge?

Por último, enhorabuena por la publicación de tu libro… prometo buscarlo cuando vuelva a la roqueta en una par de semanas. Añoro mi casa, sus interiores, mis cosas… y mis amigos, mi gente, en la isla, por supuesto… sus acentos. Estaré sólo unos días, insuficientes, y volveré de nuevo a mi exilio a este lado del océano… Un exilio tan querido como indeseado, valga la paradoja…

Saludos. Bona nit… o bon dia, desde el otro lado…

Pau

27 de marzo de 2011, 7:03  

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