LA TELARAÑA: Hambre de luz

viernes, febrero 15

Hambre de luz


La Telaraña en El Mundo.
 
  Con el arte puede pasar de todo. Y pasa. Resulta que en pleno tumulto de cata artística en el stand de «Max Estrella», en ARCO, alguien dio un traspiés y tropezó, derribándola, con una réplica exacta -aunque actualizada con unos tubos fluorescentes- del mismo hombre de resina de poliéster que casi se atragantaba con una bombilla de luz en la intervención que Bernadí Roig montó en La Lonja el año pasado: la de los rostros fruncidos y pisoteados, aunque algunos con más saña que otros, por supuesto.
 Me gustó entonces y me sigue gustando, ahora, esa metáfora del hombre con hambre de una luz que, al igual que nos devora, nos convierte en sombras errantes, en espectros tullidos por alguna hipnosis de origen desconocido, en perturbadores y, quiero creer que profundos, agujeros negros, cuyo contenido, de hecho, ignoramos. ¿Y si estuvieran y estuviéramos, en fin, vacíos? ¿Desprovistos de cualquier cosa, salvo del hambre insaciable?
 La idea del vacío interior (como la del exterior) no nos resulta muy agradable. Eso es cierto. Y contradice, además, la propia experiencia de nuestros cinco o seis sentidos. Con todo, algo tendrá que ver el vacío con tantas cosas que, de continuo, nos empeñamos en construir. O en reconstruir. Y de balde.

 
 


 

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3 Comments:

Blogger Lectora said...

A veces un traspiés puede ser revelador, la luz está dentro por supuesto, justo al lado de la oscuridad.

15 de febrero de 2013, 20:20  
Blogger Juan Planas Bennásar said...

¿Dentro, fuera? No sé :-) Saludos!!!

15 de febrero de 2013, 23:23  
Blogger Lectora said...

Sí, la verdad es que después de tanta cultura terminar en uno de los capítulos más destacados de Barrio Sésamo es un poco desconcertante.
Tal vez todo sea tan absolutamente sencillo que nos está vedado.

16 de febrero de 2013, 9:44  

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