0.- No tengo muchos amigos que dominen igual de bien el verso y el Flash...
Bartolomé Adrover me acaba de informar que ya podéis ver su versión fotográfica y sus comentarios sobre lo ocurrido El Último Jueves en el Palau Solleric... No os lo perdáis: Aquí.
1.- No pertenezco a ningún grupo, grupúsculo o unidad de destino en lo universal... Me conformo con habitar la singularidad de la existencia.
Existo, luego soy breve... pero no puedo demorarme en este pensamiento - ni en ningún otro - más allá de lo que dura: un sólo instante. Sé que a posteriori lo efímero tiende a inmortalizarse. Gracias a eso la Humanidad avanza, eso dicen... y muchas cruces les avalan.
Yo no sé si avanza pero sí sé, desde luego, que desfila.
2.- Contexto
En una isla se puede ser un náufrago pero también el último emisario de los mares azules. Se puede construir un oasis pero también ser víctima de las arenas movedizas.
Se pueden acumular piedras preciosas e incluso perderse en laberintos subterráneos, pero nunca se consigue olvidar que el espacio es limitado, y que todo se acaba en uno mismo. Los secretos de la isla son egoístas, y reclaman su constante presencia en lo más hondo del concepto. Y una isla es un concepto, sólo eso, nada menos. Como tú, como yo, como todos. Y no, no hay escapatoria. Vayas donde vayas, siempre te acompaña ese espacio acordonado de caracolas, estrellas carnosas, rojas, rojas, espumas volátiles y sirenas...
En una isla es fácil acostumbrarse a las metáforas. En una isla uno se sabe doble y admirablemente aislado.
3.- Elogio de la Amnesia
Si fuera posible decir adiós y vaciarse por completo la memoria y no recordar - no, jamás, nunca - tu cálido abrazo de entonces o tu despedida para siempre, tu ceño fruncido, tus cejas pobladas o tu sonrisa triste, tu risa ingrávida o tu aire expectante, no recordar nada, ni las sílabas de tu nombre, ni las estrías de tu cuerpo, ni el aura impalpable, ni tu voz grave, nada, no recordar nada, nada, no recordar.
Si fuera posible decir adiós y abandonar hasta las memorias que uno habita sin siquiera saberlo... Yo me iría igual que me he ido. Yo me hubiera ido igual que me fui, pero no escribiría estas palabras.
O quizá sí. Nótese que me columpio en el lenguaje como un amnésico.
Sólo así se puede amar - sucesivamente - como si siempre fuese la primera vez.
Bartolomé Adrover me acaba de informar que ya podéis ver su versión fotográfica y sus comentarios sobre lo ocurrido El Último Jueves en el Palau Solleric... No os lo perdáis: Aquí.
1.- No pertenezco a ningún grupo, grupúsculo o unidad de destino en lo universal... Me conformo con habitar la singularidad de la existencia.
Existo, luego soy breve... pero no puedo demorarme en este pensamiento - ni en ningún otro - más allá de lo que dura: un sólo instante. Sé que a posteriori lo efímero tiende a inmortalizarse. Gracias a eso la Humanidad avanza, eso dicen... y muchas cruces les avalan.
Yo no sé si avanza pero sí sé, desde luego, que desfila.
2.- Contexto
En una isla se puede ser un náufrago pero también el último emisario de los mares azules. Se puede construir un oasis pero también ser víctima de las arenas movedizas.
Se pueden acumular piedras preciosas e incluso perderse en laberintos subterráneos, pero nunca se consigue olvidar que el espacio es limitado, y que todo se acaba en uno mismo. Los secretos de la isla son egoístas, y reclaman su constante presencia en lo más hondo del concepto. Y una isla es un concepto, sólo eso, nada menos. Como tú, como yo, como todos. Y no, no hay escapatoria. Vayas donde vayas, siempre te acompaña ese espacio acordonado de caracolas, estrellas carnosas, rojas, rojas, espumas volátiles y sirenas...
En una isla es fácil acostumbrarse a las metáforas. En una isla uno se sabe doble y admirablemente aislado.
3.- Elogio de la Amnesia
Si fuera posible decir adiós y vaciarse por completo la memoria y no recordar - no, jamás, nunca - tu cálido abrazo de entonces o tu despedida para siempre, tu ceño fruncido, tus cejas pobladas o tu sonrisa triste, tu risa ingrávida o tu aire expectante, no recordar nada, ni las sílabas de tu nombre, ni las estrías de tu cuerpo, ni el aura impalpable, ni tu voz grave, nada, no recordar nada, nada, no recordar.
Si fuera posible decir adiós y abandonar hasta las memorias que uno habita sin siquiera saberlo... Yo me iría igual que me he ido. Yo me hubiera ido igual que me fui, pero no escribiría estas palabras.
O quizá sí. Nótese que me columpio en el lenguaje como un amnésico.
Sólo así se puede amar - sucesivamente - como si siempre fuese la primera vez.
Etiquetas: Literatura
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home