LA TELARAÑA: A la intemperie en Última Hora

jueves, octubre 26

A la intemperie en Última Hora

 La entrevista en UH.





Este es el cuestionario completo de la entrevista.


- En la breve biografía que aparece en la solapa del libro se comenta que Juan Planas es ''exiliado voluntario del bullicio del mundillo poético y su ruido'', ¿a qué clase de exilio se refiere?

 

Por lo que me concierne, más allá de exilios exteriores o interiores, voluntarios o forzados, siempre me he mantenido al margen de las numerosas sectas culturales, políticas, económicas y, sobre todo, lingüísticas que tanto abundan en nuestro maravilloso y privilegiado entorno. Me he dedicado a realizar mi obra lo mejor que he sabido y podido.

 

 

- El título, A la intemperie, implica necesariamente un 'estar' en ella o, al menos, un temer estarlo, ¿dónde o qué está/es esa ''intemperie'' de la que habla?

 

 

Pájaros en el alambre, se llamó en algún momento este libro, pero sí, en efecto, estamos a la intemperie, que es donde descargan las tormentas con mayor crudeza, y es por eso que buscamos, en ocasiones, algún refugio, algún nido donde cobijarnos. A veces lo hallamos en la voz de la propia conciencia, en su discurso, que nos distingue como seres humanos, a veces en el amor, el placer, el arte, la amistad o incluso en la familia... Hablo de algunos de esos refugios en este libro.

 

 

- La idea del viaje está presente en la obra, un viaje sin retorno, con un final por todos conocidos, pero, al mismo tiempo, oculto a todos hasta el último paso. ¿Cómo ve el poeta que es Juan Planas en su momento vital actual ese viaje?

 

El viaje lo es todo, porque no vamos a llegar a ninguna parte. El principio y el final, además, sólo quedan grabados en la memoria de los otros, pero no en la nuestra. No vamos a llegar siquiera a ser quienes somos, como ya imploraba Píndaro.

 

 - Es un viaje sin retorno, como digo, pero en el que el intento por retornar, aunque sea en la memoria, es constante, ¿ese es el ejercicio de la poesía?

 

No, los recuerdos son sólo las ilustraciones con las que construimos un discurso que dura lo que la vida, ni un segundo más. Mira, la religión católica nos descubrió una curiosa trilogía: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Pues otra trilogía no menos espectacular parece constituirnos: Conciencia, Espacio y Tiempo; es decir, pensamiento, cuerpo y tiempo. No es lo mismo, pero por ahí, en busca de algún equilibrio a tres bandas, andamos. A tientas desde luego.

 

 - Aparecen varias menciones a artistas como Bowie, Cohen o Velvet Underground, ¿qué importancia han tenido en el libro?

 

Más o menos son la BSO de mi vida… ya los citaba, entre otros, en Las piedras del águila y aquí vuelven con algunas canciones para acomodar su ritmo entre mis versos. Pero vienen sólo de teloneros, por supuesto.

- Se aprecia, en general, un cierto tono de pesimismo, de decadencia (no del autor, sino del contexto). ¿Es un sentimiento compartido por el autor? ¿Es algo buscado en la escritura o un resultado de la misma?

 

 Como digo en algún poema, vivir es una decisión moral o un simple acto físico. Tal vez, ambas cosas… El viaje consiste en ir lo más lejos posible. Bien, pues dada esta situación no puedo ser optimista ni pesimista. No procede lo uno ni lo otro. Mejor asumir que simplemente avanzamos hacia el abismo y luego punto final. Quejarse sería absurdo.

 

- En el libro también hay muchas dudas sobre uno mismo, sobre el mundo, sobre la experiencia vital, y pocas certezas, ¿es algo inherente al poeta, como lo es para el filósofo?

 

 Sí, lo es, al menos en mi caso. Pienso que interrogantes, vacilaciones, esperanzas, decepciones, hallazgos, pérdidas, aciertos, errores, éxitos y desastres varios son nuestro bagaje y hay que cuidarlo como si fuera nuestro. Igual algún día descubrimos que lo es.

 

- Y, por último, relacionado con lo anterior, ¿qué le parece más inoportuno o incluso peligroso: una poesía que ofrece respuestas o una que no halla las preguntas?

 

La idea de encontrar respuestas válidas a las preguntas que nos hacemos y la posibilidad de satisfacernos con ellas resulta desmesuradamente pueril. La poesía no es ningún manual de autoayuda, sino una forma, una más entre otras muchas, de intentar llegar a formular las preguntas correctas. No es fácil, pero ahí radica el auténtico Eureka de la existencia.  

 


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