El inmenso trabajo de Xisco Juan
F U E R A D E L T I E M P O
(Agradecimientos al público asistente)
En primer lugar quiero agradecerles su asistencia a este acto y también quiero darles las gracias tanto al editor del libro, Román Piña Valls, como a su autor, Juan Planas Bennásar, por haberme confiado la responsabilidad de presentar en sociedad esta nueva obra poética .
A ustedes les parecerá que el hecho de agradecer al público su asistencia a un acto como éste no pasa de ser una mera formalidad social, pero en realidad no es así. Si el presentador hubiera sido en, vez de un modesto servidor, un Pérez Reverte o un Muñoz Molina -por poner un ejemplo cualquiera- la presencia de oyentes en este evento hubiera sido masiva y la figura del autor hubiera quedado tan empequeñecida y liliputizada, que los agradecimientos no pasarían de ser más que una triste ironía contra el escritor que quiere presentar su obra en sociedad.
Por el contrario, al haberse confiado tan seria responsabilidad como es la de traer al mundo a una nueva criatura literaria a una persona tan insignificante como yo, los agradecimientos por su asistencia siempre serán menos de los que ustedes se merecen. Su mera presencia significa una total y fervorosa adhesión al compromiso poético con el poeta que hoy nos convoca con sus versos. Por consiguiente procuraré asistir al parto de la criatura con la máxima dedicación y buena voluntad posibles, pues no siempre le dejan a uno hacer -y que no me interpreten mal los del oficio- de comadrona literaria
(Agradecimientos al editor)
En segundo lugar quiero agradecerle a Román Piña, no sólo su labor como editor, sino su constancia a lo largo de estos diez años al frente de las colecciones "La bolsa de pipas", "La guantera" y recientemente la "Bossa Nova". Diez años que empezaron con una humilde presentación en una casa de Deià, en la que tuve la suerte de estar presente, junto a otros escritores locales, tanto de Mallorca como extranjeros. Esta colección nació con una vocación de "puertas abiertas" a todo el mundo, una vocación cosmopolita, culturalista y traviesa. Aquella primera noche se leyeron versos y se escucharon voces en distintos idiomas. Diez años después, Román sigue abriendo puertas a todo el mundo, aunque una pequeña porción del mismo sigue sin enterarse.
Hoy tenemos la suerte de que Román ha abierto sus puertas literarias por segunda vez a Juan Planas Bennásar. Primero fue con "Insomnios" y hoy con "Fuera del tiempo".
(Agradecimientos al autor)
En tercer lugar quiero agradecerle a Juan Planas que me haga el honor de permitirme presentarle este libro. Sé el esfuerzo y las horas de sueño que le ha costado escribirlo. Juan Planas pertenece a la más pagana de las religiones, la religión del humanismo, y aunque como dijo Sartre el "hombre es una pasión inútil", JP ha estado indagando en lo más profundo del hombre y sus llagas cuando espera, atrapado, en la telaraña que tejen las palabras y sus significados. Para que se hagan vds. una idea del esfuerzo, les cuento una breve anécdota a propósito de unos poemas que me costaba mucho terminar. Le dije metafóricamente a Juan Planas "...escribir estos poemas me está costando un huevo..." y él me contestó muy desenfadado y más metafórico aún... "no te preocupes, yo los he perdido un par de veces y por suerte se regeneran..." por lo tanto, parece ser que tenemos la suerte de estar esta noche ante un hombre "literariamente regenerado".
J. J. Millás escribía lo siguiente hace pocas semanas en uno de sus artículos: "Me da pánico empezar algo que quizá no sea capaz de terminar, o que resulte un fracaso una vez concluido. Sólo cuando el miedo a no escribir sea superior al que me proporciona escribir, me pondré a ello". Para escribir hay que superar el miedo a no saber terminar, el miedo al fracaso y la incomprensión, incluso -como apunta Millás- el miedo a escribir. Hoy Juan Planas se la juega porque esto no es un juego, aunque juegue con las palabras. Juan Planas últimamente ha liquidado sus asuntos mundanos para poder dedicarse a lo que más le gusta y lo que más le tortura, que es escribir. Porque ¿acaso no hay algo a la vez tan inútil como necesario?
Lo mismo que los poetas horacianos, que abominaban del "mundanal ruido", JPlanas ha elegido el exilio, pero, no el cómodo exilio idealizado en la "vida retirada" campestre y bucólica, aburrida, cuyos prosélitos motejaba despectivamente Quevedo de "poetas hortelanos"... sino el cenagoso exilio de las palabras en su pantano conceptual y simbólico donde crecen los interrogantes. Al situarse voluntariamente en este plano conceptual, el de las ideas y las categorías formales, se ha ubicado en ese espacio donde la esencialidad lucha incesantemente con la temporalidad. Ésa busqueda de la esencia, ese instalarse en una espacio abstracto, es lo que le ha llevado a JPlanas a encontrarse paradójicamente en "ese lugar que no es", es decir : Fuera del Tiempo.
Consideraciones formales sobre "Fuera del tiempo": El laberinto.
No piensen vds. que FDT es un libro sencillo de leer. Formalmente se trata de una obra compleja que se debe afrontar con lectura muy profunda y atenta. Lo primero que llama la atención del lector es la mezcla de fragmentos en prosa, a modo de reflexiones poéticas, y de poemas que van jalonando los distintos apartados. Es un libro para leer despacio, para paladearlo como un cognac añejo al que nos invita un buen amigo.
Decía el poeta L. A. de Villena, estableciendo un curioso símil, que la prosa lo mismo que la cerveza puede tomarse en mayores cantidades sin perjuicio para uno mismo, mientras que la poesía lo mismo que las bebidas espiritosas de graduación elevada debe tomarse en pequeñas cantidades e intentando disfrutar de su sabor. Lo mismo ocurre con FDT, pues JPlanas recurre a un discurso caracterizado por el fragmentarismo, el conceptualismo, la aforística, la intertextualidad -Blake, Elliot, Mallarmé, etc...- y el uso constante tando de símbolos (el espejo, el reflejo, la telaraña, el vómito, el laberinto...), como de símiles y metáforas. Aún así, lo que más llama la atención del estilo de JPB es su proceso de escritura, su manera de ir tejiendo e hilvanando su estensa tela de araña.
Me comentaba JP días atrás que las semanas anteriores a la finalización de FDT había entrado en una especie de trance, de impulso interior, que le conectaba con el acto de escribir... y para mí que esto también tiene mucho que ver con su actitud frente a su obra y frente al mundo. De algún modo -sin querer establecer comparaciones- me ha recordado la prosa Rimbaudiana, del que Paul Claudel, a propósito de "Una temporada en el infierno" decía que era "un místico en estado salvaje" el cual escribía "avec l'hallucination des mots". Intuitivamente he notado en JPlanas ese aire de poeta alucinado que se deja llevar por la alucinación de las palabras, ese relámpago de irrealismo que alumbraba a W. Blake en sus horas de lobreguez y a tantos otros que han buscado la chispa que salta y prende el fuego de los vocablos y las ideas. Lo hermético de algunos pasajes, las ráfagas de ideas fragmentadas que atenazan la mente del lector sin mayor conexión que la gramática y el léxico, conforman en sí mismas una expresión radical de libertad creativa basada en el fragmentarismo. Les leo dos fragmentos de FTD:
"No puedo demorarme en este pensamiento -ni en ningún otro- más allá de lo que dura: un solo instante. Sé que lo efímero tiende a inmortalizarse"
"Cada paso que repito, ¿repite el anterior, aventura el próximo? Ubico la continuidad en la fragmentación, como el lenguaje en las palabras".
Entonces uno se pregunta ¿de dónde nace esta actitud introspectiva del autor frente a su obra y frente al mundo?, porque la literatura de JPlanas es una literatura esencialmente de ideas. Es un forma de conocimiento y de conocerse, así afirma:
"Todo lo que escribo... se acaba pareciéndo a mí"
Decía Gaëtan Picon en su "Hª de las literaturas / Literaturas occidentales" (París 1968) que el conocimiento tiene otras posibilidades además de la ciencia y que conocer es la única actitud legítima. La interrogación de lo inaccesible es un derecho inalienable del ser humano. La existencia subjetiva se opone al mundo exterior y el individuo, volviéndose hacia sí mismo se vivifica. La subjetividad poética no se concibe como ficción, sino como auténtica realidad, y la realidad exterior es sólo su reflejo. La subjetividad poética es una verdad, pero una verdad salvadora. Aún así ella no desemboca necesariamente en confortables refugios. Y cito a JPlanas:
"Hablo del instante sagrado de la poesía que nos convierte en médiums de un conocimiento que nos desborda y aniquila. Pero también nos culmina en nosotros mismos".
La intuición, el subjetivismo, el irracionalismo, el adentrarse en el interior de uno mismo, la introspección, el interrogante, las dudas sobre el lenguaje y sus limitaciones... en su conjunto son el tortuoso camino elegido por JPlanas. Un camino que en FDT adopta la forma de un laberinto plagado de pasajes secretos y espinosos que se conectan los unos con los otros. Un laberinto fragmentado, casi cubista, donde las palabras van tejiendo su telaraña de significados.
Claves temáticas en FDT:
De las diferentes claves temáticas y de contenido que nos ofrece FDT, que son bastante variadas, he intentado acercarme/acercarles a las dos probablemente más complejas y difíciles de desbrozar: el problema de la temporalidad y el del lenguaje.
El problema de la temporalidad
Jaime Gil de Biedma dijo: "en mi poesía sólo hay dos temas el tiempo y yo". Estas parecen ser también las principales obsesiones de JP. La visión que tiene de la temporalidad es tremendamente pesimista, el sentimiento de desarraigo existencial, de la vida entendida como una paradoja y de la existencia como un “breve parpadeo”, como una “sombría certeza”, le hacen escribir aforismos casi tan suicidas como estos;
"La descomposición continua es un suplicio"
"Contemplo la existencia como lo que es: un oxímoron"
"Este tiempo no sólo destruye los deseos, los transforma"
No es de extrañar que JP intente crear este universo paralelo donde el tiempo no existe... El tiempo es una vivencia negativa, una certeza de la muerte presente en el envés de nuestra propia vida, el tiempo y la memoria son sinónimos de muerte:
"Llevo unos días cadáver,
alimentando seres diminutos
pero escalofriantes,
que sacuden los últimos vestigios
de mi memoria"
(poema de La araña de luz)
¿Pero es eso posible? ¿Existe realmente alguna posibilidad de situarse en un plano no temporal? ¿De llevar una existencia puramente simbólica? ¿O sólo sería esto posible en el plano conceptual, donde cada elemento tiene su contrario?
Antonio Machado dijo que "la poesía es la palabra esencial en el tiempo". Según él, el gran problema de la poesía moderna -al menos desde E.A. Poe- para el poeta contemporáneo es el que le plantean los imperativos "esencialidad" y "temporalidad". El pensamiento lógico, que se adueña de las ideas y capta lo esencial, es una actividad destemporalizadora. Pensar lógicamente, esencialmente, es abolir el tiempo , suponer que no existe, crear un movimiento ajeno al cambio, discurrir entre razones inmutables. A pesar de que Machado decía que "el intelecto no ha cantado jamás, pues no es su misión, sirve no obstante a la poesía, señaláñandole el imperativo de su esencialidad. Porque tampoco hay poesía sin ideas, sin visiones de lo esencial". No obstante, concluye Machado: "las ideas del poeta no son categorías formales, cápsulas lógicas, sino directas intuiciones del ser que deviene, de su propio existir; Inquietud, angustia, temores, esperanza, resignación, impaciencia que el poeta canta... son signos del tiempo y, al par, revelaciones del ser en la conciencia humana".
Por lo tanto, amigo mío, puedes sentirte fuera de del tiempo en el trance de la escritura, en la espiral turbulenta del pensamiento, en la infatigable búsqueda de un concepto mucho más allá de la palabras y su borroso horizonte... puedes querer huir, escapar del tiempo, pero no librarte de él, el gran devorador, por eso tus angustias, tus temores y esperanzas también están presentes en este libro donde temporalidad y esencialidad bailan un vals casi solitario.
“Te dejas llevar porque vas en busca de un concepto. Luego concentras tu atención en los rostros que hay detrás y más allá de las palabras. No te interesan las apariencias aunque a veces te diviertan. Sólo ansías la verdad desnuda, aunque a veces te duela”
El lenguaje como problema
Mucho más complejo que el problema del tiempo es la cuestión del lenguaje. ¿Quiénes sino los poetas pueden desconfiar más del lenguaje? Las palabras tejen sus significados entre ellas y, cuando por fin llegan al lector, estas revelan nuevos significados que el autor no había concebido. El poeta no consigue expresar plenamente sus ideas, pero el lector le da un nuevo giro al sentido primitivo creando una obra nueva. Probablemente mañana el sentido de este libro que les estoy intentando describir se haya desvanecido como la niebla. Salinas decía que la poesía es "una aventura hacia lo absoluto" y que "no se puede defender ni explicar, porque se defiende a sí misma". No es el autor, sino el lector, el exégeta, el hermeneuta, quien la dota de un sentido definitivo. JP lo sabe y desconfía de las palabras. Las reflexiones metalingüísticas sobre las perversiones y las traiciones del lenguaje son una presencia constante en FDT. Les leo algunos ejemplos:
"Escribir contra el lenguaje .../... tiene el mismo efecto que el de una vacuna respecto a la enfermedad que intenta combatir"
"Hay que saber repetirse .../... Hay que saber que ni siquiera las mismas frases significan siempre lo mismo"
"Extravié las palabras. ¿Para qué
mentir donde tu cuerpo extiende un lienzo...?"
"... las palabras son una parte ínfima del lenguaje"
"Quizá este oficio sea escribir en la arena"
"La vida, como el lenguaje, transcurre, necesaria, entre tinieblas"
etc...
JP es plenamente consciente de las limitaciones de su afán. Las palabras son elementos simbólicos cuyos significados intentamos desentrañar, pero, cuando el escritor, a estos primeros significados, los enriquece con segundas connotaciones -a menudo personales y, a veces, fosilizadas en las palabras- que, a su vez, se mezclan con otras distintas que les otorga el lector... el problema del lenguaje se multiplica por tres, convirtiéndose en un juego infinito, caleidoscópico, como tres espejos en la parte interior de un triángulo. Cuando las palabras caen sobre el tapete de juego, nadie sabe qué puede pasar, ruedan enlazando caprichosamente sus significados, sus ecos, retándonos una y otra vez, tal como hizo Mallarmé en su "Coup de dés", así nos lo dice JP :
"Yo sigo confiando en la suerte y en las casi infinitas posibilidades de las artes combinatorias"
"Hay en el azar la certeza poética de la regeneración. Y aunque la suerte en la ruleta sea esquiva a tus números, así se fortalece la persistencia en el juego"
Sin embargo las raíces de esta desconfianza no se quedan ahí, sino que se hunden en lo más hondo de nuestro propio ser, de nuestra propia identidad como seres humanos. Y no lo digo en el sentido freudiano de entender la obra como un "síntoma del autor", sino desde el punto de vista de vista de Jacques Lacan, el cual identifica nuestra más profunda identidad con el lenguaje del cual afirma: "El lenguaje no saca a la luz oscuras identidades de nuestro inconsciente, sino que el propio lenguaje resulta ser lo que da lugar a que haya inconsciente, a estructurar la vida mental del individuo". La siguientes afirmaciónes de JP resultan escalofriantes:
"Hablar de uno mismo es la mayor perversión del lenguaje. .../... El lenguaje intenta atrapar la otredad"
"Es posible que .../... nuestra existencia en el interior del lenguaje proviene de la misma realidad que nombramos, como si fuera otra"
Prosigue Jacques Lacan: "La función del lenguaje no es informar, sino evocar". "Lo que busco en la palabra es la respuesta del otro"
(Y para hacerme reconocer por el otro no invoco lo que fue, sino en función de lo que será. Garantizo el porvenir inventando el pasado y aboliendo la testaruda resistencia del presente: a esto lo llamo futuro anterior)
"El lenguaje está hecho tanto para enraizarnos en el otro, cuanto para impedirnos radicalmente comprenderlo". Y lo más significativo "El hecho en sí de hablar es lo que crea la identidad de quien habla".
De ahí es posible entender cuál es la actitud del JP escritor. Su lógica es inapelable, aplastante; desde su propia concepción del ser no le queda otra opción (acción) posible. Nos decía JP en Insomnios (p. 54) "El sujeto es exactamente lo que hace". Entonces, si “yo soy lo que hago” y “yo soy lenguaje” (El ser es lo que hace/El ser el lenguaje), Existencia = (acción) = escritura. No hay otra acción posible que el lenguaje. El acto de escribir es el único posible, el único que no contradice su identidad, su “entelequia vital” que diría Ortega y Gasset, es decir; la única manera posible de realizarse. Por eso, y a pesar de todo lo dicho contra las palabras, contra sus telas de araña, contra sus laberintos, contra sus tinieblas... JP mantiene, valga la paradoja, su inquebrantable fe en ellas, porque son “su forma de” ser y son “su” ser:
"La existencia exige ser nombrada
dame un nombre, oh sí
dame un nombre cualquiera"
(del poema Concepto)
"No quiero comunicar
sino descubrir
la realidad que nombro y al nombrar invento.
......................................
No necesito explicar nada. Nombrar
es suficiente. .../... "
(de Arte poética)
Consideraciones sobre otros temas
Como reducir FDT a una reflexión sobre el tiempo y el lenguaje resultaría simplista por mi parte, y como hacer un estudio completo sobre todos los temas sería algo mucho más extenso que lo hoy nos aquí convoca, les hablaré resumidamente –y para ir concluyendo- de otros aspectos que descubrirán en FDT, pues, si algo no le falta a esta obra, es sustancia.
No he tenido tiempo de hablarles de la muerte, del sentido existencial de estos hermosos textos, de su pesimismo vital cuando entienden la vida como si fuera una paradoja. Ya nos lo decía Blas de Otero, no hay mayor paradoja que la de “ser vivo y mortal” , y todo ello nos lo desliza JP con sus ironías -de las que tampoco les he hablado- : “Un cadáver: el ser que no es – o la culminación de todas las filosofías” o “¿por qué dar nombres a la muerte donde sólo es silencio”.
No les he hablado de su concepción vitalista de la existencia. JP concibe la existencia como acción, como movimiento, somos lo que hacemos, y nos lo dice con contundencia “no hay otra elección que la escogida”, no es posible elegir, sólo nos es dado actuar.
No les he hablado del JP que reflexiona místicamente sobre la trascendencia, pero no de la trascendencia gazmoña y pacata entendida desde la beatería de un lamecirios, sino de la trascendencia saliniana del buscar siempre más allá de las cosas y de su propia realidad física, ese afán de ver más allá de lo material y de lo conceptual... esa búsqueda quimérica que quiere profundizar en la esencia de los elementos y los acontecimientos... Escuchen cómo define la noche:
“la noche es un abrazo más allá del cuerpo y esos pensamientos que te mutilan”.
No les he hablado de los fragmentos dedicados a los recuerdos, a la “brisa malsana” de la memoria y a la “bruma” olvido. Recuerdos que intentan rebasar las fronteras de la propia vida.
No les he hablado de la frontera inexistente entre la realidad y los deseos, si no me equivoco, para JP probablemente no haya barreras ni distancias entre una cosa y la otra. Por último, tampoco les he dicho nada sobre uno de los temas principales de FDT, el del amor y el erotismo. El otro es el único que puede certificar nuestra existencia y nuestro ser. “El espectador da sentido al espectáculo”. Si yo soy es porque alguien me nombra y cuando dice “tú” me crea:
“Nací entre bolsas de basura/repletas de gusanos/. Dame un nombre/deja que me oville a tus pies./Necesito tus caricias”.
“Abro la mano a los destellos de la luz esquiva. Cubro tu cuerpo como el arco iris el horizonte... Pero hay otras formas de decirlo: te acaricio como te penetro. Y el poema se escribe en tus dedos como el temor con que tiembla una tensa ballesta: El instante previo al orgasmo”
Como ven es más lo que he callado que lo que les he dicho, pero todo esto y otras muchas cosas deberán descubrirlas vds. recorriendo las calles del laberinto...
Despedida
Igual les ha parecido que todo lo que les he dicho es desmesurado y exagerado. De antemano se supone que el presentador debe alabar las bondades de la obra, pero les puedo asegurar que no les he revelado más que una centésima parte de sus secretos, de sus verdades y de sus mentiras, porque al fin y al cabo ¿acaso hablar no es mentir? JP dice, “el prisionero de la luz vive entre las tinieblas”. No hay certezas ni verdades absolutas. No lo duden ni por asomo. No sé si he hecho bien mi trabajo, sólo he pretendido reivindicarles la figura de este escritor que persigue quimeras sin imponerse ni barreras ni obstáculos, y que cuando se los impone, es con el único fin de transgredirlos. Me gustaría terminar con las últimas palabras de FDT:
“Si hablo del cuerpo, hablo del espíritu. Si hablo de religión, hablo de erotismo. Si hablo de mi, hablo de ti. Si no digo nada, no creas que te estoy escuchando”.
Xisco Juan
Palma, diciembre de 2004
Etiquetas: Literatura
5 Comments:
Desde mi óptica genial Xisco Juan;claro que para hacer un comentario genial sobre los contenidos de un libro --respetando el principio de transferencia -- ese libro tiene que ser también genial, y FdT lo es...Por un momento creía estar rememorando el ensayo de Gustave Cohen sobre el << Cementerio Marino>> de Paul Valéry.
En efecto, amigo, el trabajo de Xisco Juan es genial ( lo del efecto de transferencia no lo tengo tan claro:-)) No pensaba subir este largo post pero hoy un amigo de Palma me lo pidió... Vaya absolutamente sólo como homenaje a Xisco. De verdad.
Fx
Y añado. Obra en mi poder el manuscrito mío ( todavía con el título original de FdT, que era Textos éticos ) sobre el que Xisco Juan fue anotando sus impresiones, sus citas - de muchísmos autores y en varias lenguas -, sus disgresiones, sus apuntes... Esa joya - un libro o varios en otro - me la guardo en un cofre:-)
Fx
;-)
¿Leiste Réquiem del lagarto-lagarto toca fusta?
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