horror al vacío
La Telaraña en El Mundo.
Hablar en público no es fácil. Si el auditorio resultan ser muy pocos y además con pinta, al tiempo, de meritorio extravío como de entrañable cariño, uno suele respirar hondo y fijar, resignado, la vista en el vacío. Ese lugar de nadie es también de todos y nos recuerda que uno no desaparece cuando quiere pero, tampoco, cuando los demás se empeñan. Muchos escritores mallorquines en castellano sabemos de lo que hablo. Si al contrario, el auditorio es un gentío, una muchedumbre no se sabe si convocada por un desajuste hormonal o algún conjuro impredecible, entonces –tras la perplejidad y el sonrojo inicial- lo mejor es dilatar las pupilas y –dándole tiempo a la mente de sincronizarse con el lenguaje en una espera que es un suplicio- acabar, sin disimulo, buscando el mismo vacío. Ese refugio simbólico nos produce miedo –el clásico “horror vacui”- pero también alivio. Quizá por ello unos vivimos emborronando páginas o lienzos y otros construyendo torres de marfil, cloacas de cemento y hasta pactos por la lengua o la grava. Cada loco con su tema.
Todo viene a cuento de que hoy es viernes de Revetla y, sin embargo, la cita más ineludible es la presencia en la Llibrería Àgora de Enrique Vila-Matas leyendo su breve texto “Sobre la angustia de hablar en público”. La actualidad de ese texto no reside en su contenido –ya lo ha leído en varias ocasiones- sino en la paradoja de que su repetición lo convierte en original. Aquí la novedad surge de cómo el autor acepta que aunque la angustia pueda ser siempre la misma, no lo son las maneras de afrontarla. Vila-Matas nos hablará del humor y otros ansiolíticos. Algo sabemos, sobre eso, los tímidos.
Pero la noticia de la semana la ha protagonizado Albert Rivera. Parece que hablar en público se le da casi tan bien como posar desnudo. Buena cosa. Pero lo mejor es que desdice el presunto desnivel entre los discursos político e intelectual de Ciutadans. Del nivel del Círculo Balear, hoy, no diré nada. Otro día.
Todo viene a cuento de que hoy es viernes de Revetla y, sin embargo, la cita más ineludible es la presencia en la Llibrería Àgora de Enrique Vila-Matas leyendo su breve texto “Sobre la angustia de hablar en público”. La actualidad de ese texto no reside en su contenido –ya lo ha leído en varias ocasiones- sino en la paradoja de que su repetición lo convierte en original. Aquí la novedad surge de cómo el autor acepta que aunque la angustia pueda ser siempre la misma, no lo son las maneras de afrontarla. Vila-Matas nos hablará del humor y otros ansiolíticos. Algo sabemos, sobre eso, los tímidos.
Pero la noticia de la semana la ha protagonizado Albert Rivera. Parece que hablar en público se le da casi tan bien como posar desnudo. Buena cosa. Pero lo mejor es que desdice el presunto desnivel entre los discursos político e intelectual de Ciutadans. Del nivel del Círculo Balear, hoy, no diré nada. Otro día.
Etiquetas: Artículos
3 Comments:
Esperemos que Rivera no oculte lo principal de su discurso político, como sí lo hace en los desnudos. Porque no nos engañemos, un desnudo no se produce hasta que la gente deja de mirarte las manos.
Lo de las manos sí que fue un error de bulto (la próxima que se quite hasta la piel:-PP)
Saludos
Lo que es una pena es que llegados a estos tiempos de la Historia en los que se presupone que habiéndolas pasado "canutas" tiempo atras -sigamos con el tema de las lenguas a flor de piel. Hoy para darle la vuelta a la tortilla y acorralar -o tratarlo- a una lengua.
La diversidad cultural es un todo en cuanto a las lenguas que conforman nuestros reinos y son muchas; no tendría que haber nada más allá de esa certeza.
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