LA TELARAÑA: desmemoria

viernes, septiembre 19

desmemoria

La Telaraña en El Mundo.




Disculpen si no me ando muy por las ramas –o si me caigo de ellas- porque llevo un resacón de arte en formol que no me aclaro. Ya sé que cada año dedico esta columna a honrar las virtudes de ese botellón virtual –y así, civilizado- en que se convierte la Nit de L´Art en Palma. Lo sé. Pero anoche tuve una visión sombría, orgánica u orgásmica, irrepetible. Toda la ciudad asemejaba una obra de Damien Hirst, toda ella inmóvil en una sustancia viscosa y transparente, suspendida en la nada absoluta, toda ella frívola y absurda, ajena al sudor relativo de los artistas y al horror conceptual de las galerías, esos laberintos donde la vida y la muerte juegan, sin éxito, a encontrarse. No sé qué colgaron en sus paredes ni qué en sus vitrinas, qué sustancias alucinógenas flotaban en el ambiente, qué licores, qué canapés, qué otras texturas de barro y metal me aturdieron, cuántas palabras, cuánto desastre que no recuerdo.

Cambio de tema, o no, porque también son muy burros. Me refiero al Govern, que ahora quiere echarle un cable a las empresas privadas del transporte aéreo, cuando lo que debiera –más allá de su interés por inaugurar segundos cinturones, tranvías, trenes o eurorregiones mediterráneas con Cerdeña y Córcega, por ejemplo- es construir de inmediato ese nostálgico puente desde Valencia a Mallorca, el de la vieja canción de Los Mismos, que yo recuerdo en la voz de Luis Aguilé. Cosas de la memoria.

Son muy burros. Sí. El periodista Carles Bosch quiere rodar la enfermedad de Pasqual Maragall en un docudrama ejemplar –a la vez simpático y científico (sic)- sobre el Alzheimer. Son muy burros y lo digo con el dolor del que ha asistido al letal derrumbe de un ser muy querido, primero la tortura sicológica y física, después el caos y la locura, la inacción y el adiós mudo. Bastante nos divirtió ya Maragall como para hacerle eso. No se lo merece. Igual que tampoco nos merecemos un cine que, de tanto afán realista, hace tiempo que perdió cualquier asomo de verosimilitud o arte.

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2 Comments:

Blogger Unknown said...

Son muy burros, efectivamente. Son burros y no tienen perdón de Dios, porque lo son por decisión propia. Han escogido la burrera, no les ha sido impuesta por el destino. Chacun fait son choix!!!
En fin, qué le vamos a hacer. Paciencia y resignación cristiana.

19 de septiembre de 2008, 16:14  
Blogger Luis Amézaga said...

Muchos tenemos en nuestra casa "cine" de ese tipo. No necesitamos ir a una sala pagando seis euros.

19 de septiembre de 2008, 18:27  

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