LA TELARAÑA

domingo, julio 27

La inocencia (2)


Pero tu cuerpo no lo es todo. Y se agota en mi mirada como en mi lenguaje.

Sólo existes mientras te nombro... ¿Existes si te ignoro? ¿Existes si el mundo entero te ignora? ¿Existes ignorada? Ordenemos los conceptos como si ello fuera posible: existes, porque sin duda existías cuando yo te enlazaba con palabras que a veces se convertían en sonrisas y promesas, en abrazos o caricias, pero ya no existes, no existes, porque te ignoro sin elipsis ni esfuerzo, sin dejación ni estrategia alguna, porque ya no tengo conciencia ni recuerdo ni esperanza de ti. Ya no constituyes objeto de mi conocimiento. No existes... pero no debieras preocuparte, tampoco existo yo como existía entonces cuando ambos nos culminábamos el uno en el otro y desaparecíamos volatizados y éramos uno o dos en uno o ninguno y todos, abstracta locura matemática, completo ensamblaje de cuerpo y espíritu: lenguaje en ignición.

Pero siempre nos queda un último asidero. La existencia y la no-existencia sólo coinciden un sólo instante, pero jamás lo superan.


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