Han sucedido demasiadas cosas en muy poco tiempo. Resulta todavía difícil digerirlas aunque sabemos que hay que hacerlo, y hacerlo rápido. Hay, también, demasiada sangre en los tinteros. Y un estupor no disuelto, como una neblina perezosa, en las retinas de nuestro entendimiento.
Etiquetas: Literatura
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