Algunas voces te aterran.
No debieras ceñir tu vigilia a las balanzas y sí a la descomposición pausada de los elementos que las zarandean. Lustros de vientos huracanados sólo orean tus mejillas - y la noche es un abrazo más allá del cuerpo y esos extraños pensamientos que te mutilan.
Toda una mitología se derrama con un solo gesto distraído: disipación o ensimismamiento. Tal vez mero afán contable:
1.- Escancias las demoras: signos hieráticos en las fórmulas magistrales. Y te precipitas como esos ácidos que disuelven el oro y acentúan las sombras, los velos del paladar, las frágiles palpitaciones que igual que danzan sostienen tu sonrisa.
2.- Se te esconde la muerte en las costuras de la herida pero hablas sólo de urgencias cuando la quietud o el terror te incomodan.
Y sin embargo sólo es una insinuación, una metáfora del lenguaje: los remiendos de la llaga, donde tus labios se agrietan y contraen; la sangre espesa, donde tu aterida lengua se enrosca y atraganta; el vértigo de la tierra rodando hacia el abismo, donde tus dientes se disuelven: al fin nácar putrefacto.
3.- ¿Por qué dar nombre a la muerte donde sólo el silencio?
***
La Bolsa de Pipas
Actualizada su página con la llegada del número 50. Todo un feliz acontecimiento.
Etiquetas: Creación, Literatura
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home