Con el tiempo, uno suele aprender - o debiera - que:
1- La dicotomía realidad/deseo es ficticia. Un engaño más del lenguaje que, aun siendo un espejismo, se padece como si fuera real. Pero es un enorme error de apreciación.
2- Aceptarse tal cual implica considerar los deseos y carencias como proyección de una misma cosa. El ser como unidad indivisible...
Luego leeemos lo anterior, asentimos o negamos, no importa, porque ponemos cara de tahúres sabiendo que es la hora de decirnos: ¡eliminemos la retórica de este discurso!
Cuanto menos quede, tras la higiénica operación, más habremos profundizado en el difícil arte de desnudarse ante los espejos.
Etiquetas: Literatura
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