LA TELARAÑA: milagros

sábado, agosto 6

milagros

Algunas canciones nos persiguen durante toda la vida. Dejan su imperceptible huella y desaparecen. Pero siempre regresan y es entonces cuando nos damos cuenta de que la vida puede resumirse en unas cuantas canciones. Bastantes más de las que creemos. Rebusco en la memoria y extraigo al azar unas pocas: Whish you where here, de Pink Floyd, que sabe a beso joven y hambriento; Rock’n’roll suicide, de Bowie, o The End, de Jim Morrison, una canción terminal que, sin embargo, ilustró el principio de una de las mejores películas del siglo veinte: Apocalypsis Now, de Coppola.

Pero fue el pasado jueves en la tertulia Literarte donde se obró el milagro y recuperé una de mis canciones fetiche: Yolanda. Y no, no fue Pablo Milanés sino un cantautor argentino llamado Sergio el que me ofreció la versión más emocionante que jamás había escuchado. A Sergio pueden encontrarle cantando bajo las arcadas de la Plaza Mayor o en San Miguel, en el zaguán de la Banca March. Él, junto al cubano Gonzalo Ponce, pusieron el contrapunto musical a unas tertulias que versaron sobre la locura y les aseguro que Yolanda, en la voz de Sergio, me pareció de autentica locura. Es una lástima que IB3 no fiche a estos cantautores. Será porque ellos no lo piden, como hacen otros, a gritos y con ánimo de ópera bufa.

También el jueves me enteré de otro milagro. El salto desde un noveno piso en la calle Metge Josep Darder, de Fernando Miranda. Nueve pisos deben rondar los veinte metros. Saltárselos con sólo unos rasguños merece varios signos de estupor. Yo, de momento, estoy haciendo pruebas. Ayer me lancé al vacío desde un silla y salí ileso. Magnífico. Hoy he probado desde lo alto de una escalera plegable, y también, aunque me ha costado lo mío levantarme. Me temo que no tengo quince años ni un ángel de la guarda con paracaídas. Lástima.

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