perplejo
Nos quieren iguales cuando a mí lo que me gustan son las diferencias. Los profesores y los libros de texto, a petición del STEI-i, no podrán utilizar términos que identifiquen el sexo de las personas. Como si describirlos fuera sinónimo de discriminación, a partir de ahora no habrá hombres o mujeres, sino seres humanos, como si no hubiera sido así desde siempre y yo sin enterarme. Qué sorpresa. Nos encontramos, otra vez, ante el acostumbrado rebuzno del empobrecimiento del lenguaje como síntoma del estreñimiento mental. Porque una cosa son las diferencias y otra las desigualdades. Las primeras habría que potenciarlas y las segundas abolirlas, digo yo, aunque sólo sea un decir con la media sonrisa entre los labios, porque no, lamentablemente, no llegarán tan lejos. Sólo cambiarán los vocablos para que todo siga igual aunque se diga distinto. Igual les basta.
Porque ya puestos, el imparable avance de la cosmética puede obrar milagros en la construcción de un futuro que se intuye terroríficamente uniformado. Primero implantar, ya están en ello, la censura previa en los medios de comunicación y luego imponer la basura del pensamiento único en la vida cotidiana. Entre tanto, abolir los sexos para entronizar la mecánica nacionalista de los clones. Llevo tiempo sospechando que el talante de Zapatero es producto de algún chip prodigioso, algún implante defectuoso, alguna aleación cuántica, de puro cuento, vamos, pero como no tengo pruebas, mejor me callo.
Les propondré que empiecen por el principio que suele ser el fondo de la cuestión. Hay que prohibir llamar Tomeu, por ejemplo, a un niño recién nacido y ni hablar, por supuesto, de poner Margarita a la nena. Que eso es discriminación sexista de la que marca para toda la vida y convierte a un disminuido en un discapacitado, o viceversa, que nunca sé por donde se calzan los guardianes de la nueva moral. En fin, felices fiestas. Disfruten la Navidad como yo lo he hecho escribiendo estas líneas.
Porque ya puestos, el imparable avance de la cosmética puede obrar milagros en la construcción de un futuro que se intuye terroríficamente uniformado. Primero implantar, ya están en ello, la censura previa en los medios de comunicación y luego imponer la basura del pensamiento único en la vida cotidiana. Entre tanto, abolir los sexos para entronizar la mecánica nacionalista de los clones. Llevo tiempo sospechando que el talante de Zapatero es producto de algún chip prodigioso, algún implante defectuoso, alguna aleación cuántica, de puro cuento, vamos, pero como no tengo pruebas, mejor me callo.
Les propondré que empiecen por el principio que suele ser el fondo de la cuestión. Hay que prohibir llamar Tomeu, por ejemplo, a un niño recién nacido y ni hablar, por supuesto, de poner Margarita a la nena. Que eso es discriminación sexista de la que marca para toda la vida y convierte a un disminuido en un discapacitado, o viceversa, que nunca sé por donde se calzan los guardianes de la nueva moral. En fin, felices fiestas. Disfruten la Navidad como yo lo he hecho escribiendo estas líneas.
Etiquetas: Artículos
4 Comments:
Por qué ese agresivo gato amenaza a un pobre señor con pistola :-)
Por qué cuando los nacionalistas hablan de diferencias a mí me suena a que fomentan las desigualdades.
Esa foto es divertidísima, parece cisne negro cargándose a un pobre gato porque le dá alergia, jajajaja.
El artículo es soberbio, me gusta mucho; a ver si se quitan las orejeras los estrechos de turno y dejan de rebuznar.
Saludos y feliz día de frio invernal.
Px.
Así me gusta, dando donde duele. Suscribo tus palabras y palabros.
Holas! La foto me ha llegado en varios emails... el gatito igual es un ciudadano manos arriba terriblemente asustado por la ley antihumos:-))
Las otras posibilidades las debiera de explicar, más o menos, el articulillo...
Saludos!
Fx
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