LA TELARAÑA: una entrevista

domingo, abril 16

una entrevista





En El Mundo, de la mano de Román Piña Valls.


La copio, pego también a continuación:


Juan Planas Bennásar tiene cuarenta y nueve años, y desde hace tres no para de escribir y publicar libros exquisitos, para grandes minorías. El columnista de El Mundo/El Día de Baleares, tras sus prosas poéticas de Fuera del tiempo (2005), acaba de publicar Alrededores o la Mansión de las luciérnagas en la editorial Calima.

Pregunta.-¿Qué clase de libro ha escrito?

Respuesta.- Es tan sólo un poemario. O menos aún; es un único poema, un poema-libro, por así decirlo. Creo que esa definición, aparentemente tan sencilla, encierra sin embargo multitud de matices de los que sólo me permito, como autor, reseñar como imprescindibles la necesaria dignidad y la sinceridad a la hora de enfrentarse al hecho poético, ese misterio anterior a la palabra que, sin embargo la misma palabra, el lenguaje, intenta evocar continuamente. Sin éxito, como es bien sabido.


P.-Ha vuelto a los versos después de dos libros en prosa…

R.- Voy y vengo de la prosa - poética, como bien sabe - al verso, y viceversa, sin mayores problemas. Es cierto, no obstante, que la prosa me permite más digresiones y licencias técnicas, mientras que el verso me exige una mayor precisión y contundencia. Pero eso no afecta, en esencia, a la poesía como tal.


P.-¿Qué pintan las luciérnagas en la mansión de “Alrededores”?

R.- Tendrá que responder el lector, me temo. Entre la presunta locura o la lucidez y el vértigo de una conciencia que intenta traspasar sus límites y aniquilarse con ellos, incluido algún que otro salto mortal y más de un desdoblamiento, puede aparecer, de seguro, cualquier cosa. Cualquiera. Y es bueno que así sea.


P.-¿Ha escrito un libro voluntariamente decadente y austrohúngaro?

R.- (Risas) Por supuesto, por supuesto... (Más risas)


P.-“El señor no está casa”, repite usted en el libro. ¿Usted dónde está?

R.- Ese señor ausente... ¿Es Dios?- me preguntaron hace unos días, dejándome algo más asombrado y dubitativo que de costumbre. Pero no mucho, porque en esa posición de asombro y duda llevo instalado desde hace muchísimo tiempo. Aún así, es fácil encontrarme en el libro, pero no sé si en la mansión o entre las luciérnagas, sin olvidar los cadáveres del sótano, claro. Pero sólo es cuestión de saber buscarme.

P.- No habla usted de cosas concretas en sus libros. ¿Escribiría un poema sobre algo trivial? Por ejemplo…¿sobre una vasectomía?


R.- Sí, claro. ¿Por qué no? Unas migajas de pan sobre la mesa. Un látigo abandonado y unas moscas revoloteando sobre los restos de la sangre. Un televisor encendido o un teléfono que suena. Todo es trivial y a la vez poético, seductor. ¿No estoy hablando de una especie de vasectomía cuando reconozco la impotencia del lenguaje creador o niego, incluso, la posibilidad de crear realmente algo por mínimo e insignificante que sea? Pues eso.


R.-¿Por qué la mitad del poemario está entre corchetes?

R.- Es un recurso como otro cualquiera. El libro mantiene una remota estructura de narración y ello incluye la aparición de una especie de voz, que sin pertenecer propiamente al discurso, lo ordena y le da sentido. Desde afuera, entre corchetes.


P.-Eso de los “versos desechados”, ¿es un truco?

R.- El lenguaje es una enfermedad muy rara que además de no tener cura conocida, se ramifica cuando menos te lo esperas. Del poema inicial se desgajaron unos versos que no querían, vaya usted a saber por qué, integrarse en el discurso. Por eso los dejé bajo ese epígrafe de versos desechados. Creo que cumplen alguna función, pero ahora no recuerdo cuál.


P.-Usted tiene fama de provocador como orador y columnista. ¿Como poeta cómo se define?

R.- Como orador soy un auténtico desastre y usted lo sabe. Como columnista me dedico sencillamente a denunciar los abusos del poder, esa gran puta dialéctica.... Como poeta rechazo por completo cualquier tipo de etiqueta, generación, moda, tendencia o canon. Hay que preservar la dignidad del hecho poético, su pureza. Yo no vendo nada. Sólo escribo poesía.


P.-Telaraña, laberinto, tiempo, muerte…¿cuál es su palabra fetiche?

R.- Buena pregunta. Mire, ahora que nadie nos oye le diré que hay una palabra, y sólo una, una única palabra - obviamente un cultismo de uso poco frecuente - que se repite en todos mis libros, en mis poemarios de los años 80, en mis libros recientes y hasta en los venideros. Esa es mi palabra fetiche... A ver si algún lector avispado la encuentra. No es muy difícil.


P.-¿Es la primera vez que escribe poemas con personajes?

R.- Sí, así es. En este libro tuve que sujetarme, como autor, al perfil de unos personajes que deseaban ser los dueños de la trama. Pero no lo consiguen sin que ello signifique ninguna tragedia para ellos. Al contrario. La vida se puede resumir en una mirada interior que se cierra sobre sí misma para acabar constatando que más allá de los párpados, al otro lado, siguen brillando algunas luces. Quizá sean esas luciérnagas de las que ya hemos hablado.


P.-¿Qué nuevo libro nos prepara?

R. - Dos, en realidad. Vuelvo a la prosa poética con Los Pliegues Ocultos, una especie de místico descenso poético a los infiernos - es un por decir, claro - que publicará hacia octubre la editorial Calima. Y estoy ultimando la continuación del libro que hoy nos ocupa con otro poemario, que llevará por título Duellum y saldrá también hacia el otoño de la mano de Ediciones La Lucerna.

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6 Comments:

Blogger Cisne Negro said...

madre mía, tú es que no paras de sacar libros.. :P

16 de abril de 2006, 11:19  
Anonymous Anónimo said...

jajaja nop, es que estuve muchos años en silencio y ya era hora, me temo!!

Saludos, amic

Fx

16 de abril de 2006, 11:40  
Blogger azuldeblasto said...

Estupenda entrevista.

¿Las palabras fetiche serian uñas, vientre o nacar?.

Un abrazo

:)))

17 de abril de 2006, 9:17  
Blogger Luis Amézaga said...

Entrevistado por un amigo..., es que te las ponen como a Felipe II :)))

17 de abril de 2006, 10:23  
Anonymous Anónimo said...

Nop, Px. Ninguna de esas.

Luis... ¿No era a Fernando VII?


XDD


Saludos

Fx

17 de abril de 2006, 11:25  
Blogger Luis Amézaga said...

Es cierto, he cambiado al Rey. Pero por pura ignorancia, no por pretensiones revolucionarias. XDD

18 de abril de 2006, 17:38  

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