mis papeles de cristal líquido I
Antes de que salga el II, que ya está en camino y saldrá en Libertad Balear muy pronto, y puesto que este artículo ya no está disponible en su servidor, lo cuelgo aquí, para que aparte de en la caché de Goggle, quede constancia de él en mi blog. Allá va.
He visto cosas que vosotros no podríais creer. Naves de combate en llamas más allá de Orión... y, sin embargo, voy a hablaros sobre la Fira del Llibre en Palma.
El diseño de la actual Feria del Libro me recuerda las carreras de cuadrigas, que se hicieron tan famosas en películas como Ben-Hur. Lo que ya no está tan claro es a quién le corresponde el desagradecido papel de Messala. He dado, estos días, la vuelta al ruedo un buen montón de veces y lo único que me ha hecho tropezar es el postmoderno tenderete que se han montado los del Consell Insular de Mallorca. Da gusto ver esos dados tan enormes y hasta cuadrados, con sus letras desperdigadas y su blanco y negro centelleante. Además apenas hay libros en sus cuatro metros cuadrados. Sin duda, ese es un rasgo de distinción relevante en los tiempos que corren y más en una Feria del Libro con vocación de carrera de cuadrigas.
Se ve que lo postmoderno vende o, al menos, lo intenta, y que la postpoética está de moda. Tendré que preguntarle al inimitable Agustín Fernández Mallo sobre el tema, porque de lo único que estoy seguro es de que yo no soy el culpable de la repentina invasión de manuscritos, entre dadaístas, rizosos y algebraicos, que reciben los editores mallorquines estos días. Uno de ellos -permítanme que omita su nombre pero no el secreto de su confesión- me lo comulgaba con algo de espanto y no poca ironía:«Estamos ante una pandemia. Si alguien definió el barroco como la profundidad hacia fuera, estas postmodernidades literarias vienen a ser como el humo blancuzco y poco espeso que da la quema de los rastrojos veraniegos, es decir, de lo que queda (casi la nada) después de haber segado las hermosas espigas de los trigales.» Estoy seguro que exagera.
Pero en Es Born, estos días, me he encontrado con algunos de nuestros mejores escritores. Javier Cánaves, reciente ganador del Ciutat de Palma de Poesía, me hablaba con su habitual timidez de sus nuevos planes con la Editorial DVD. Román Piña paseaba su sonrisa y su sombrero firmando libros con la soltura que da saberse el guión de Gólgota mejor que nadie y de cabo a rabo. Jaume Pomar rumiaba su desencanto ante la poca asistencia al acto de presentación de las 333 Cartas de Llorenç Villalonga. Hay que ver cuánto martirizaba a sus amigos este hombre. No sé si tanto como Joan Manel cantando, es un decir, letras de poetas isleños. Me recordó a Jaume Sisa cuando era Ricardo Solfa o algo así. No llegué a tropezar, sin embargo, con Miguel Velasco y muy mal que me sabe, porque hace ya bastante tiempo, cuando las tertulias del Último Jueves todavía se celebraban en el Palau Sollerich, tuvimos ocasión de compartir unos versos y todavía le recuerdo con cierto terror.
Mientras tanto, Antonio Rigo y yo mismo coincidimos en el stand de Literanta firmando nuestros respectivos libros de la Editorial Calima. Hay que ver cómo nos las gasta el tiempo. El se perdió por Deià y yo por los alrededores de Barcelona y la poesía se ha encargado de reunirnos de nuevo. Tanto que hasta decidimos jugarnos una cena a ver quién de los dos firmaba más ejemplares. La cosa no tuvo color. Cenamos de lujo, pero cada uno se pagó lo suyo. Ya ven, qué éxito.
Etiquetas: Literatura
2 Comments:
Hay que tomar un café.
Dime cosas.
Cuando quieras, donde quieras...
:-)
Fx
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