mi libro
La Telaraña en El Mundo.
Gracias a los usuarios de You Tube, recuperé para mis archivos dos vídeos célebres. Los recordaba en el blanco y negro televisivos o en el sepia con interferencias de la memoria, que es un lugar extraño, donde lo que almacenamos acaba, siempre, distorsionado. Quizá sea así para obligarnos a revivir los recuerdos poniéndolos, una vez y otra, en tela de juicio. No me defraudó revisionarlos, al contrario. El primero es el de Francisco Umbral -con la mirada iluminada del que sabe lo que hace, cómo hacerlo y por qué lo hace- reclamándole a Mercedes Milá hablar de su libro “La década roja”. Milá era entonces una joven periodista de moda y puede que Umbral quisiera ponerla a prueba y demostrarle que el guión no lo escriben los entrevistadores sino los hechos, la inaplazable actualidad de su libro, en aquel caso. Ignoramos si aprendió la lección, pero entristece saberla, ahora, dando tumbos en Gran Hermano o similares. El tiempo mejora algunas cosas; pero no todas. El otro video es el de Fernando Arrabal, medio sentado, como un ewok en pleno baile o trance poético, sobre la mesa del programa de Sánchez Dragó. Sus trabalenguas entre milenarismo y mineralismo no tienen desperdicio. En realidad, casi nada tiene desperdicio.
Tampoco presentar mi último libro -Los Pliegues Ocultos. Editorial Calima- en el transcurso de las tertulias del Último Jueves. Me acordé de Umbral y de su magisterio, pero dejé que hablaran otros. Lo hicieron Nadal Suau, Inés Matute y Antonio Rigo. Yo dije poco. Cuando un escritor, como una bailarina de strip tease, se desnuda para sugerirnos secretos compartidos debe demorarse en el empeño, marcando con claridad el artificio descendente de los tiempos; primero la exhuberancia, la vorágine, y después la calma, la lentitud tensa al aproximarse a las últimas prendas y a la verdad de un misterio que el otro “conoce” sólo en la medida que lo “recuerda”. Todo eso no lo dije, pero ya ven. Tenía ganas.
Gracias a los usuarios de You Tube, recuperé para mis archivos dos vídeos célebres. Los recordaba en el blanco y negro televisivos o en el sepia con interferencias de la memoria, que es un lugar extraño, donde lo que almacenamos acaba, siempre, distorsionado. Quizá sea así para obligarnos a revivir los recuerdos poniéndolos, una vez y otra, en tela de juicio. No me defraudó revisionarlos, al contrario. El primero es el de Francisco Umbral -con la mirada iluminada del que sabe lo que hace, cómo hacerlo y por qué lo hace- reclamándole a Mercedes Milá hablar de su libro “La década roja”. Milá era entonces una joven periodista de moda y puede que Umbral quisiera ponerla a prueba y demostrarle que el guión no lo escriben los entrevistadores sino los hechos, la inaplazable actualidad de su libro, en aquel caso. Ignoramos si aprendió la lección, pero entristece saberla, ahora, dando tumbos en Gran Hermano o similares. El tiempo mejora algunas cosas; pero no todas. El otro video es el de Fernando Arrabal, medio sentado, como un ewok en pleno baile o trance poético, sobre la mesa del programa de Sánchez Dragó. Sus trabalenguas entre milenarismo y mineralismo no tienen desperdicio. En realidad, casi nada tiene desperdicio.
Tampoco presentar mi último libro -Los Pliegues Ocultos. Editorial Calima- en el transcurso de las tertulias del Último Jueves. Me acordé de Umbral y de su magisterio, pero dejé que hablaran otros. Lo hicieron Nadal Suau, Inés Matute y Antonio Rigo. Yo dije poco. Cuando un escritor, como una bailarina de strip tease, se desnuda para sugerirnos secretos compartidos debe demorarse en el empeño, marcando con claridad el artificio descendente de los tiempos; primero la exhuberancia, la vorágine, y después la calma, la lentitud tensa al aproximarse a las últimas prendas y a la verdad de un misterio que el otro “conoce” sólo en la medida que lo “recuerda”. Todo eso no lo dije, pero ya ven. Tenía ganas.
5 Comments:
Cuando el protagonista es uno, está mejor dejar hablar a los otros no quiera usted acaparar tanto.
En lo referente al striptease, mejor que no.
Usted es un hombre de mucha altura y, hágame caso, hubiera deslomado a más de una.
Felicidades de todas formas.
Me hubiera gustado poder asistir a tan entrañable charla.
¿Cómo has logrado que hablen de tu libro? Como sigas empeñándote, conseguirás incluso que lo lean :)
La bailarina de strptease es en realidad un esforzado corredor de fondo...
Abrazos x2
Fx
Oí lo poco que dijo usted de su libro, sin embargo lo mucho que habló en su corrillo mientras otros recitaban. Para un hombre de su cultura me pareció una gran falta de modales.
Su anonimato me impide contestarle con detalle. En cualquier caso, si hubiera querido exponerme su problema -o problemas- en persona estoy seguro que lo hubiéramos resuelto muy fácilmente. Saludos!
Fx
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