el corral
La Telaraña en El Mundo.
Es aquí donde todos convergen. Unitat quiere hacerse oír en Madrid, aunque ese sea el lugar que más abomina. Todos los nacionalistas juntos son algo así como el coro de una iglesia. A mí no me aceptaron en el de Sant Francesc. Mala suerte. Es el problema de desafinar como un gallo, que enloquecen las gallinas. Lo mismo le pasa a Pere Sampol. Tiene que orquestar un corral donde unos, ERC y PSM, graznan a su aire y otros, como UM, callan desde sus incubadoras, pero sonríen, siempre sonríen. Por algo será.
No sé cuánta libertad es capaz de soportar el ser humano. Quizá menos de la que imagina pero más, mucha más, de la que le es dado disfrutar en la actualidad y más aún, por supuesto, de la que despunta, sombría, tras el horizonte ficticio -esa línea indiscernible- que separa el hoy del mañana. Será por eso que el mañana nunca llega y que la Historia se resume en buscar la libertad que destruimos a cada paso, con nuevas ordenanzas, con más y mejores estupideces legisladas, con más decretos necios sobre cómo debemos ser y somos o no somos. Ya lo decía Píndaro: «Ojalá llegues a ser el que ya eres». No es fácil explicar este viaje tan corto y a la vez tan largo, describir su paradoja, compartir sus alamedas sin intentar, jamás, desvelar su síntesis. Mejor que lo sagrado permanezca oculto.
El Estado, mientras tanto, juega a «voyeur» insaciable. Tráfico escruta las matrículas de nuestros coches a la caza del infractor y también -todo se andará- del aliento de su historial médico. Hay que hacer caja rápido, ya, porque la crisis -qué crisis- acecha y hay que atender a los festejos bárbaros, hay que pagarle a Paco de Lucía lo que no cobró Claudia Schiffer, hay que sufragar la asfixiante inmersión lingüística, hay que reciclar a los jóvenes para que desoigan los cantos de sirena de otras universidades y se suban al trote picado de la UIB. No importa que Palma sea la urbe con peor ambiente universitario del mundo. Sólo importa mantener la rueda del molino en movimiento.
Es aquí donde todos convergen. Unitat quiere hacerse oír en Madrid, aunque ese sea el lugar que más abomina. Todos los nacionalistas juntos son algo así como el coro de una iglesia. A mí no me aceptaron en el de Sant Francesc. Mala suerte. Es el problema de desafinar como un gallo, que enloquecen las gallinas. Lo mismo le pasa a Pere Sampol. Tiene que orquestar un corral donde unos, ERC y PSM, graznan a su aire y otros, como UM, callan desde sus incubadoras, pero sonríen, siempre sonríen. Por algo será.
Etiquetas: Artículos
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home