LA TELARAÑA: Pedir lo imposible

lunes, junio 7

Pedir lo imposible

La Telaraña en El Mundo.



Los que alguna vez apostamos por pedir siempre lo imposible –ese grafiti de los setenta en los muros tatuados de nuestras universidades- acabamos almacenando, con el paso del tiempo, un grueso catálogo de demandas insatisfechas, un pesado volumen de causas perdidas, un glorioso entramado de referencias cruzadas y una gran sonrisa –sin el óxido de la decepción ni el polvo del desencanto- hacia todo aquello que parece volver, pero no vuelve; tan sólo amaga, refulge un instante que nos parece eterno y luego desaparece. Misión cumplida.

Eso pensé mientras visionaba, en YouTube, un video reciente de Daniel Cohn-Bendit a vueltas con el trasfondo de la crisis económica, la hipocresía de la clase política y el fraude de sus valores o la necesidad paradójica de crear un gran dique a la especulación. Su vehemencia –lúcida y encrespada- me pareció como de otro mundo. De ese mundo cumplido del que hablaba al principio. Qué suerte que nunca nos abandone del todo.

Luego me acordé de Antich, su carro lunar de medidas y del día a día en que intentamos ser quienes somos pero también, al menos en parte, quienes no somos. Hay algo que Antich debiera saber. Su gobierno jamás sobrevivirá a la crisis. No podrá capearla ni remontarla. Se lo impide la falta de pasión, coraje y clarividencia, desde luego, pero hay más. Pedir lo imposible nunca estuvo, nos tememos, en su hoja de ruta. Y eso se acaba pagando.

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