LA TELARAÑA: Delatores y culpables

viernes, febrero 17

Delatores y culpables

La Telaraña en El Mundo.


Parece que lo primordial es que la Justicia, que es humana y ciega y que tiene, además, cierta fama de santidad díscola y advenediza, obre el prodigio de escribir recto, aunque sea con renglones torcidos. O algo así, porque no es fácil calibrar con tiento el punto de mira cuando el objetivo es siempre un bulto sospechoso y esquivo y arrecian nubes de plomo y una inesperada niebla opaca y no pocos obstáculos desconocidos y, acaso, inauditos.
Se trata, pues, de la eterna pugna entre el bien y el mal; y sus sucedáneos, que no son pocos. O del viejo carnaval del disimulo. Del cortejo. O de la ignominia. En efecto, si uso tantos símiles es porque aquí los nombres sobran y es la propia condición humana la que está, realmente, en juego.
Por eso me parece perfecto que, tanto en los pleitos sucesivos y encadenados de Munar como en los de Matas, -que son, por su exquisita nómina de imputados, los que mejor ilustran cómo se gobernaron estas Islas durante lustros- hayan aparecido, al menos, un par de arrepentidos que, además de purgar sus penas, cumplan con la decisiva penitencia de ir revelándonos el largo y tortuoso camino de la corrupción, el tráfico de maletines e influencias, la blasfemia de las facturas falsas, el lado oculto donde la civilización pierde su nombre y sus raíces y se convierte en la fábula metafórica de una cacería. Coge el dinero y corre, si puedes, si sabes. O si te dejan.

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