LA TELARAÑA

miércoles, marzo 5

¿Creer o no creer en el lenguaje?

Y sobre todo, ¿dónde ubicarse para afrontar la caída de los interrogantes, desde dónde manejar, con precisión gramática, las estrategias en esta gran batalla, la sinrazón de las profecías, el tornasol de los argumentos, la hinchazón irisada, lujuriosa, de los adjetivos?

Situarse adentro, en el paraíso promisorio de todos los humanismos... o afuera, en ese lugar indecible, esa hidra mitológica, ese barrio marginal voluntariamente desterrado de los virtuosos requiebros de la dialéctica...

Es posible que pienses que la pregunta carece de consistencia. Y que te digas: ¡Existimos en el lenguaje! ¡Somos lenguaje! Lo compartimos al igual que la realidad que nombramos: por eso existimos.

Tienes razón... pero qué importa eso? ¿Importa?

¿Serás capaz de alcanzar el grado cero del conocimiento, percibir los límites no físicos del lenguaje? ¿Olvidarás todos los referentes y sabrás saltar más allá? ¿Conseguirás escapar de la telaraña?


Y si lo consigues... ¿serás inmune a la tentación de crear otra, más perfecta, más sibilina, más tuya, si así prefieres que te lo diga?


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