Geometría o el desierto de la piel
Abres el cielo, como tus labios, tus muslos, tus ojos - y me abrazo a la luz tenue y progresiva que alarga las sombras y las precipita en un enjambre de aristas de ángulos inverosímiles y quietud rota.
Otra ciudad nace en ese instante - y otra muere. La fantasmagórica pantalla en blanco, esa sábana de lino, crepita las llamaradas de un fuego inexistente o quizá las de un eco vegetal e íntimo, inaudible.
Pero un sólo movimiento tuyo deshace el hechizo - y me obliga a mirarte sin más, en absoluto silencio.
Me pareció ver una araña.
Etiquetas: Literatura
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