En marcha...
Surcamos las prodigiosas esferas de la luz o el tiempo, el hábitat de los recuerdos que sin desaparecer se transforman...
¿Cómo no mirarse sin sentir un mínimo escalofrío?
¿Cómo no mirarse sin palpar, aun en el espejo, las arrugas volátiles como el humo?
¿Cómo no entrever el eco de las palabras en las palabras?
¿O el silencio del silencio - retumbando entre las cruces con las que marcamos, inocentemente, los caminos sin retorno - del regreso al origen, a la juventud y a la infancia, al latido final de un corazón en un vientre de agua?
Etiquetas: Literatura
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