Tientas a la geometría contra la vertical de la cascada.
Tus pensamientos me interesan pero no siempre. A veces, vomitaría sobre tus labios el engrudo más plomizo y dejaría que el aliento reseco nos mantuviera presos: taxidermia del abrazo contra la ilusión de las teamides...
Es cierto que la belleza me conmueve pero estas maniobras de seducción trémula son sólo parte del juego.
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Debieras morirte y renacer cada día. Es un suplicio, lo reconozco, pero también una drástica medida de higiene.
Etiquetas: Creación, Literatura
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