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Hay que empezar a construir. Llevamos demasiados lustros conviviendo con las ruinas. Nos costó alcanzarlas, en efecto, porque no era una deconstrucción fácil, pero ese trabajo ya concluyó - y no precisamente ahora, cuando la muerte de Derrida.
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Morning glory
Así se llama una de las más hermosas canciones del último trabajo de Leonard Cohen, titulado Dear Heather. La obra de un hombre que acaba de cumplir los setenta años resulta, paradójicamente, una de las más frescas y lúcidas de su carrera. Inmenso poeta, Cohen.
Quizá con la misma sensación gloriosa del que disfruta con las cosas pequeñas e íntimas, acabé un nuevo poemario. Unos cuatrocientos versos en un sinuoso poema y unos versos desechables. Hay una historia, un decorado, unas sílabas contadas, una música, una mansión repleta de luciérnagas y una alfombra de sangre, hielo y vodka transparentes por las que discurre mi sensación de estar construyendo algo. No importa qué. De momento.
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