inusual
Esas migajas de pan sobre la mesa miden la ternura. Ese desorden habla de nosotros, de nuestros cuerpos revueltos y de algunos sueños que nos poseyeron. Hace tiempo que te observo mientras duermes. Duermes, sí, duermes con una sonrisa en los labios y algo de preocupación en la frente. Profundamente, sí, duermes, abrazada a un edredón nórdico y a un almohadón de plumas volátiles. Duermes, creo que duermes, mientras te cuento las razones de mi insomnio y te hablo de lugares comunes que nunca compartimos: el filo pegadizo de las primeras cartas donde posé mi saliva y dejé mis palabras, el amor que dejaba en los muelles de Palma y recuperaba unas horas más tarde en el puerto antiguo de Valencia o muchos años después entre los magníficos sueños de una ciudad dormitorio de Barcelona, los viajes en tren compartiendo las pesadillas de los legionarios, las noches cálidas en los burdeles próximos a Pigalle o los paseos en góndola a través de la peste y los canales húmedos de la ciudad sumergida bajo la lluvia y la marea. Duermes, sí, duermes y me abrazo a tu cuerpo como a mis recuerdos sabiéndolos al fin silenciosos, reunidos e intocables: perfectos.
2 Comments:
Hermosísimo texto.
Te sigo desde Bloglines, pero te sigo aún. Un saludo.
Saludos, Marta... Tengo que enterarme de qué es eso de Bloglines:-)
Fx
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