punto muerto
7543 palabras, de momento. Y varias líneas de fuga absolutamente cerradas. Otras, en cambio, todavía me sonríen.
Como siempre lo importante no es la cantidad sino la estructura.
Y todavía no sé los motivos exactos por los que acabo fragmentando folios enteros. Quizá no sepa ni pueda respirar de otra manera y necesite una pausa tras las inmersiones.
Podría obligarme a la asfixia. Obligar también al lector. Podría.
En mi agenda personal quedan meses de trabajo. Esa expectativa es una mezcla de ilusión y desespero.
Etiquetas: Literatura
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