dualidades
Citaba Raúl Ximénez a San Agustin: "El alma le da una orden al cuerpo, y éste obedece inmediatamente. Pero cuando el alma se da una orden a sí misma, se resiste". He aquí un buen ejemplo de las dualidades enloquecidas, es decir, dialécticas, en que nos movemos. Vale que el alma le de órdenes a otra instancia como es, o se supone, el cuerpo. Pero ¿puede algo, el alma, por ejemplo, darse órdenes a sí misma? ¿Es posible ese desdoblamiento? Obviamente no, salvo por los errores y peculiaridades del insuficiente lenguaje que no manejamos sino que nos maneja.
De ahí al principio. ¿Puede el poeta hablar sobre su poesía? Pues claro que puede. Tanto que normalmente eso es lo que suele estar haciendo en todo momento. Pero no. El tema no es ese. O no debiera. La inefable poesía habla por sí misma o mejor no habla. Calla, y en ese silencio resplandece su única razón de ser.
Etiquetas: Artículos, Literatura
3 Comments:
Y la poesía, ¿dice algo del poeta?
No, nada. La poesía es el poeta:-))
Yo callo porque no entiendo de poesía, la leo y disfruto con ella, pero disto mucho de comprender los mecanismos que os empujan a crear esas maravillas.
Saludos.
Px.
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