calendas
Los muertos sonríen. Igual una última noticia les congeló la mirada.
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El miedo es igual que la nieve. Abrasa
los recuerdos.
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Todavía conservo el del fuego -vacilante pero persuasivo- contra la tinta invisible
de los juegos infantiles.
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No hay otro color como la lujuria.
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Hoy escribo epístolas sin más destinatario que esa quemadura incandescente
del olvido
y la náusea
o la peste
o la tierra baldía
o las desventuras del joven
Werther, que leí pese al disgusto
del propio Goethe.
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Toda mi biblioteca ardió hace años
cuando soñaba con edificar
un Zigurat de pavesas
o sea, algo volátil
y fósil,
algo imposible de desdeñar
como unas huellas en la ceniza.
Pero las caricias recorren nuestra piel como un escalofrío.
Etiquetas: Artículos
6 Comments:
Lichtenberg, en alguna epístola: "Creo que quinientos locos como Goethe distan mucho de valer un solo Griesebach".
qué tal Juan?
Sin intención de romper el tono poético de tus epístolas- y como algo anecdótico quizá porque ayer estuve por allí, veo en ese fuego - al que evocas- cierta similitud c
on las combustiones espontáneas que se dieron en una aldea llamada Laroya,cerca del Desierto de Tahal, Almería (allá por Julio del 50)
Sí,raro,pero cierto,y hasta con un toque apocalíptico:muebles, estructuras,ropas,salían ardiendo sin más.He leído que
Franco mandó una comisión científica para resolver tal enigma
con la conclusión de que tal brote calzinador era debido a campos magnéticos del subsuelo
¿...?
Imagino que convencieron a todo el mundo a excepción de los lugareños.
RX
calcinador -pp
Ya de paso: ánimo a España, hoy!!
Y se acabó como siempre. Adeu al Mundial!
Lástima:-))
Saludos a todos
Fx
Hermosos versos los tuyos.
Que tengas un buen día.
Saludos de Px.
Gracias, Px:-)
Fx
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