LA TELARAÑA: incorrecciones

lunes, septiembre 25

incorrecciones

La Telaraña en El Mundo.


No escribo en la página en blanco sino entre las líneas de otros. No para confirmarlas o rebatirlas; para reinterpretarlas. Grosske lo pronosticó en su diario. Los derechos adquiridos –aunque escasos- y el reparto anticipado del poder imposibilitan el desembarco de ERC en el Bloc. Curioso que olviden que un sistema electoral de listas abiertas evitaría estos fuegos de artificio. Pero ese es otro debate. Mientras tanto, resulta inviable la cohabitación de una izquierda centralista, un puñado de neoecologistas con piscina, y medio PSM -el otro medio coquetea con UM imitando al televisivo Pere Muñoz- con un partido independentista que, más allá de su ideología militante, es una avanzadilla tribal «con pretensiones». Demasiadas.

El nacionalismo es una moneda inservible cara al futuro. Su calderilla no vale para ningún intercambio de ideas. Las generaciones pretéritas la agotaron sembrando de terror la historia. Las presentes no son mejores. Tampoco nos vale el antinacionalismo. Demasiado fácil. Mejor salirse de esas redes dialécticas y dedicar a los nacionalistas el olvido que merecen. Se puede, pese a las náuseas.

Munar convirtió la xenofobia en el triste saldo de un balance económico. No fue la primera. Los clérigos de la discriminación son tenebrosos; su «igualdad» aspira a ser un axioma divino y no un colorario, pueril, de la ley de los grandes números. Habrá que desempolvar la vieja teoría de las catástrofes porque la relatividad no nos basta. Ahora el gobierno central reescribe la historia manipulando la memoria. También promete menos muertes por alcohol y tabaco. De los nacionalismos no dice nada, porque pronto nos querrán librar del sexo. Parece que nos impide, científicamente, ser inmortales. Sospecho que es cierto; al menos desde que no deseo ser inmortal y sé que la vida exige asumir más riesgos que precauciones. Me gusta el sexo y, más aún, el alboroto hormonal. De ahí nacen la diversidad y la globalización. No de la barbarie, políticamente correcta, que nos desgobierna. Suerte que nos queda, todavía, el Defensor del Pueblo.

Etiquetas:

2 Comments:

Blogger Luis Amézaga said...

Intentaré olvidar las dos cosas: al nacionalismo que me sopla en la nuca, y al esperma fallido me hace mortal.

28 de septiembre de 2006, 12:11  
Anonymous Anónimo said...

Pues, pues estoy de acuerdo contigo en todo. Los has puesto bien a todos en un segundo: cada uno bien colocadito en su sitio, jaja!
Me he reído por momentos leyéndote, así que gracias!

30 de septiembre de 2006, 17:11  

Publicar un comentario

<< Home