la rosa roja
La Telaraña en El Mundo.
Desde hace tiempo leo con más frecuencia y devoción en la pantalla líquida del ordenador que en el viejo atril donde han reposado, y siguen haciéndolo, mis libros favoritos. La lectura digital tiene sus ventajas porque permite las búsquedas rápidas, las comparaciones de textos y la anotación compulsiva en los márgenes en blanco –ese espacio virgen- sin que se eche a perder esa joya irrepetible que, aún hoy, sigue siendo un libro en papel, con su tacto a piel arenosa, su tinta reseca y sus renglones como serpientes.
Con todo, hay que ser algo florero para lucir bien con una rosa roja y un libro en las manos. En eso pensaba yo, el miércoles, cuando en plena Plaza Mayor y Día del Libro, asistí de lejos al enternecedor encuentro entre Calvo, Antich, Fiol y Estaràs. Su corro irradiaba cordialidad. No sé si hablaban de sus gustos literarios o del calor endemoniado que nos abrasaba a todos. Hablaban, que no es poco, mientras la única flor -la que llevaba la alcaldesa- despedía un brillo espectral, mezcla de agonía y placer arrebatados. Me dolió esa rosa.
Pero a falta de otras iniciativas –porque empapelar juzgados, aun siendo loable, no puede considerarse acción de gobierno- las únicas noticias que nos llegan suelen tener como protagonista a Bàrbara Galmés. Ya lamento, a estas alturas, no conocerla en persona, pero para eso le escribo y le dedico tantos párrafos, para que se sepa arropada y conseguir, tal vez, que se acabe conociendo a sí misma. Ya es tarde para que David Torres la incluya en su genial mosaico de retratos, «Bellas y Bestias», recién alumbrado por la Editorial Sloper. Mala suerte. Su última aparición en los medios, con Pere Joan Martorell, ha sido para anunciar el dispendio de un millón de euros en el «I Pla Integrat de Foment de la Lectura». Con los compañeros de viaje que atesora –el IEB y el COFUC- huelga decir que se trata de fomentar “especialmente” la lectura en catalán. Qué hermosa es la inmersión y qué bien se ve el mundo a través de un periscopio.
Etiquetas: Artículos
1 Comments:
Supongo que reivindicarán el mismo derecho al fomento los amantes de la papiroflexia. Por un millón de euros, cualquiera.
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