LA TELARAÑA: el aislamiento

viernes, junio 13

el aislamiento

La Telaraña en El Mundo.



Creo que nunca escaparé a la «angustia satírica». Tampoco pienso intentarlo porque uno no es, todo el tiempo, exactamente lo que opina o deja de opinar pero sí, siempre, se reconoce por completo -es decir, inacabado- en cómo lo escribe, en cómo siente el universo y lo transpira y se lo sacude de encima, ya sea con una sonrisa o con una mueca de asombro, para respirar, luego, ahora, más tranquilo. Conviene respirar de vez en cuando. La definición, entrecomillada, me la brindó el historiador de la Universidad de Valencia, Justo Serna. Y tiene toda la razón, pero cuando no es así es sólo por culpa mía, por dejadez o dispersión, por no atender al mundo como a mí mismo. Pasa en ocasiones. La descripción volátil de un paisaje, el revuelo gramatical de los estados del ánimo y, al fondo, el perfil tragicómico de algún personaje actual conforman cualquiera de mis columnas. Esta apenas acaba de empezar.

Hoy el paisaje se descubre primero frágil y después necio. Google recibe el Premio Príncipe de Asturias confirmando que la ubicuidad es una forma de globalización, pero no la única. Una huelga de transportistas revela que la isla no es autosuficiente. La economía medieval no funciona. No hay bastantes productos mallorquines como para llenar nuestras lonjas. Y si los hay, vuelan pronto y en Air Berlin, por supuesto. El aislamiento asfixia. Será por eso que Antich acaba de derogar el trilingüísmo en las aulas cuando lo que debiera abolir es el decreto de mínimos, la ley de normalización o las otras muchas barreras que rondan nuestra libertad personal, la de expresión y hasta la de pensamiento. Tanta inmersión lingüística apesta y así es difícil concentrarse. ¿No la huelen?

Nos queda, eso sí, tiempo para una última sonrisa. Podría ir para los delirios lúdicos y filosóficos de Grosske, pero la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, le ha superado al lograr que su ministerio se adapte, como un guante, al nombre con que le han bautizado en Internet: el Ministerio de Igual Da. Pues eso.

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