nostalgia del diluvio
La Telaraña en El Mundo.
Inicio estas líneas mientras se produce, afuera, un simulacro -quizá la bulla en los cielos por la imputación de Munar- del Diluvio Universal. Tampoco sé cuándo las acabaré, porque la luz que pago a Gesa (o a Endesa, o a ese nicho, sin dueño oficial, de espejos rotos y cadáveres marginales) se empeña en copiar las intermitencias de mi cerebro. On. Off. Y el ordenador empieza a quedarse sin batería, invitándome al anacronismo del papel y el lápiz. Qué horror.
Pero todo se reproduce, afuera y adentro. Igual en una Unión de Maleantes que en el IEB, de gira por Washington, o en los foros hispanos de Microsoft -ya estrenado Windows 7- donde varios de sus moderadores se dedican, no a guiar al usuario, sino a promocionarse entre ellos, como si en esa tarea de figuración -y mangoneo laxante: político- les fuera la vida. Acaso les vaya, porque la vida es breve y suele evaporarse, como las ideas, si no se controla su ebullición. Acabo de dejar otra denuncia sobre el tema, pero ya la borraron. Es la norma. La censura que no cesa.
Como tampoco la murga de las ONG y asimilados. Mañana hay, a la misma hora atroz del mediodía, dos actos -dos, al menos- muy trascendentes. Un corro contra el monumento franquista (sic) de Sa Faixina y la efemérides del Día Mundial de Acción Climática en la Plaza España. Me encantan los ardides -siempre nostálgicos- que se gastan algunos con tal de perder el tiempo.
Etiquetas: Artículos
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home