LA TELARAÑA: La celda número 4

viernes, octubre 21

La celda número 4

La Telaraña en El Mundo.

Supongo que la Historia es, desde siempre, una mezcla de verdades y mentiras, un cúmulo de anotaciones interpretadas quién sabe cómo ni por qué, algo así como el jugo exprimido de las cosas a través del cedazo del tiempo y de las distintas formas de entender la vida: una sucesión de referentes culturales y un colapso de anécdotas que, finalmente, sólo sobreviven a su fugacidad esencial a base de voluntad de conocimiento, de errores y de aciertos de interpretación. A base de mirar atrás con la mirada de hoy sabiendo que el paisaje que vemos es sólo el sueño que tuvimos o el que, acaso, quisimos tener. No es fácil discernir algo más que penumbra en la penumbra.
Pero aun así, la Historia existe y sí que sucedieron los hechos, o buena parte de ellos, y la tribu -la nuestra, como cualquier otra- sólo toma asiento y se engrandece si los recuerda y honra, si los convierte en danza y cánticos alrededor de la hoguera. En poema a juego con el humo de sus llamas purificadoras.
Ahora, la Audiencia Provincial de Palma ha decidido que Chopin, George Sand y sus hijos se alojaron, entre 1838 y 1839, en la celda número 4 de la Cartuja de Valldemossa en vez de hacerlo en la número 2, según aseguraba la publicidad de no sé muy bien quién ni me interesa. Pongo en el giradiscos sus «Preludios» y ojeo una edición muy ajada de «Un invierno en Mallorca». La celda es ahora mi casa y no sé qué número ponerle. 

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