LA TELARAÑA: La hache muda e intercalada

sábado, octubre 29

La hache muda e intercalada

La respuesta al debate de los sábados en El Mundo: ¿Cuál es la denominación que prefiere: Maó/Mahón o Mahó/Mahón?


Como el esperpéntico asunto de una hache bailando, jocosamente, entre lobos y corderos esquilmados, no puede ser tenido muy en cuenta -máxime cuando ya nada ni nadie podrá cambiarle el nombre de Mahón al Mahón que, desde mi infancia hasta aquí y ahora y suma y sigue, ha formado parte de mi catálogo afectivo y familiar- lo mejor es dejarse llevar por el torrente de caracteres que han convertido, en Twitter, a #ésMaó o a #traduïmpobles en los trending topic de una actualidad intermitente y compulsiva -cuando no, colapsada- que busca, al menos y qué menos, sobrevivir al tedio yéndose por los cerros de Úbeda a lomos del ingenio y de la sátira, de la desmitificación y de la burla, cuando ya resulta obvio que, ante la falta de inteligencia, tacto y sentido de la oportunidad de los políticos de turno, no hay nada mejor que hacer ni, por supuesto, que comentar. Que suele ser siempre. O casi siempre.
Pero ya les digo. Nada mejor que perder el tiempo o dejar que pase sin que nos aprieten, aparentemente, sus costuras. Dejarse llevar como si las horas fueran olas y volvieran, a cada paso, como la marea y la espuma, como el frío o el calor, como el día o la noche. Dejémonos llevar, aunque envejezcamos en el intento. La parodia a falta del rigor. He recogido, de algunos tuits ajenos, estas discutibles perlas. Valldemossa, el valle de la muesca. Banyalbufar, cuerno al soplar. Sencelles, sin ellas. Manacor, manda corazón. Y algo más lejos, Moscú (Moscou), nos escuece. La lista podría eternizarse como sólo puede hacerlo el juego de retorcer las sílabas sin que la realidad se inmute.
En ese contexto es donde habría que situar el orden jerárquico de las cosas y aclarar, antes que nada, que si no pueden -o no saben- mejorar la realidad, no es de recibo que nos embarquen -o embauquen- en un nuevo, pero muy viejo, juego de palabras. Este trabalenguas empezó en junio de 2005 con la entronización canónica de Maó, en vez de Mahón. Y ahora, la revancha. Quieren pasarse a Mahó y resucitar también -a buenas horas, mangas verdes- el desahuciado topónimo de Mahón. Ya les di, arriba, mi opinión, sabiendo que no vale para nada. Que decidan ahora ellos -los mahoneses- lo que más les guste, se les antoje o quieran. Mal que les pese, o no, esa hache muda, la quiten o la pongan, seguirá ahí, intercalada en pleno corazón de la ciudad, por los siglos de los siglos. Amén.

Etiquetas: