LA TELARAÑA: El capote rojo

martes, marzo 15

El capote rojo

La Telaraña en El Mundo.

 Vivimos en el peor escenario para preservar ese frágil estado de las cosas que, desde siempre, hemos conocido como intimidad y que ahora llaman privacidad. O derecho a la privacidad, para ser más exactos. Parece que el lenguaje evoluciona como si nos persiguiera, cuesta abajo o entre los reglones torcidos de WhatsApp, hacia el fondo del abismo; y basta con pegarle una patada a una piedra, ay, para que se genere algún derecho urgente (incluso a decidir) que alguien reclamará como si le fuera la vida en ello. Quizá le vaya.

 Con todo, me parece bien que la gente reclame lo que desee. Así, varios miles de personas han inundado el centro de Valencia en pro de la tauromaquia y el toro, la sangre y el sudor compartidos sobre la arena al sol y a la sombra. Fui una vez al coso valenciano y, aunque tuve la suerte de toparme con más vaquillas que toros bravos, prometí no volver. No he vuelto, pero nunca me atrevería a prohibir que otros vayan. El mundo me resultaría un lugar terriblemente aburrido si pudiera organizarlo, por entero, a mi gusto.

 En efecto. Los que codician un mundo perfecto son víctimas de alguna perversión ideológica. Hay muchas. Observo el vestido rabiosamente rojo y minifaldero de la nueva secretaria general del PSM, Bel Busquets, y casi que caigo en la tentación de dejarme llevar por el chiste fácil o el chismorreo soez. Dios me libre. Un histórico partido de curas obreros y maestros rurales es ahora una caverna de filólogos de catalán y docentes de la «marea verde». Es cierto, todo evoluciona.



Etiquetas: