LA TELARAÑA: Saritísima

viernes, abril 8

Saritísima

La Telaraña en El Mundo.

 
 Siempre que paso por la plaza Comtat de Rosselló me vienen a la memoria los instantes en que, hace ya una eternidad, Sara Montiel se acercó a compartir el manoseado cartón de un bingo conmigo. Yo la miraba, entre sorprendido y fascinado, mientras la suerte se nos iba esfumando número a número y todo quedaba en un par de frases roncas, que ya he olvidado, y en una sonrisa afiladísima, que todavía hoy me persigue. Es curioso comprobar con cuánta intensidad recordamos algunos detalles más o menos triviales en detrimento de otros, tal vez, más importantes. Pero es así como nos preservamos de la realidad y sus excesos; y logramos mantener la cordura. O casi.
 El caso es que ignoro los auténticos motivos por los que Cort, la inescrutable burocracia, las leyes y ordenanzas, los expedientes y la retórica de las licencias paralizaron, hace años, una inversión económica, que supongo cuantiosa, y siguen, a día de hoy, sin permitir que las ruletas más o menos rusas del azar enciendan sus farolillos rojos en pleno corazón de Palma.
 Ya sé que las ciudades, como Palma, tienen el corazón en muchos sitios. O puede que tengan muchos corazones. Escuché su latido, muy ametrallado, en los alrededores de Atarazanas. También en la Plaza Gomila de una época que ya no existe, aunque intenta renacer, me dicen. O cerca del Casal Solleric. En San Magín o en mil sitios. Sigo escuchándolos ahora mientras Sara Montiel vuelve a mirarme y yo me olvido de la suerte, porque la suerte era ella y tenía la voz ronca y la mirada afiladísima.
 

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