Fin de semana
1.-Almacenamos conceptos, y se nos pudren en la nevera. Formulamos tantas y tantas veces determinadas intenciones, que acabamos conformándonos con la patética exhibición de sus restos en la estantería repleta de los deseos caducados.
El deterioro de la imaginación produce los monstruos del hastío.
2.- Todo el mundo parece ansioso por contarnos la verdad...
¿Queréis saber la verdad? ¡Esta es la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad! ¡La verdad última, la verdad definitiva! - nos dicen.
Hay que ser muy arrogantes - o descerebrados - para ofrecernos epistemología cerrada.
3.- A veces no tengo nada que decirte.
Quizá pienses que me alejan de ti los riesgos de una relación demasiado cómplice o los estragos calculados de la fatiga o, incluso, que desconfíe del sentido último de esta terapia cotidiana. Pero no es eso.
Necesito distanciarme para ver mejor las cosas...
Quizá le corresponda sólo al poema insinuar el alcance de los símbolos, esculpir el misterio, alentar las floraciones.
Me gusta la ausencia, quizá porque vivimos en un mundo que parece haberla proscrito.
Por eso, siempre regreso a la mansión vacía donde me reconcilio con el universo y ordeno, en silencio, mis palabras.
1.-Almacenamos conceptos, y se nos pudren en la nevera. Formulamos tantas y tantas veces determinadas intenciones, que acabamos conformándonos con la patética exhibición de sus restos en la estantería repleta de los deseos caducados.
El deterioro de la imaginación produce los monstruos del hastío.
2.- Todo el mundo parece ansioso por contarnos la verdad...
¿Queréis saber la verdad? ¡Esta es la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad! ¡La verdad última, la verdad definitiva! - nos dicen.
Hay que ser muy arrogantes - o descerebrados - para ofrecernos epistemología cerrada.
3.- A veces no tengo nada que decirte.
Quizá pienses que me alejan de ti los riesgos de una relación demasiado cómplice o los estragos calculados de la fatiga o, incluso, que desconfíe del sentido último de esta terapia cotidiana. Pero no es eso.
Necesito distanciarme para ver mejor las cosas...
Quizá le corresponda sólo al poema insinuar el alcance de los símbolos, esculpir el misterio, alentar las floraciones.
Me gusta la ausencia, quizá porque vivimos en un mundo que parece haberla proscrito.
Por eso, siempre regreso a la mansión vacía donde me reconcilio con el universo y ordeno, en silencio, mis palabras.
Etiquetas: Literatura
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