LA TELARAÑA

sábado, mayo 17

Atrapado en mi Telaraña... O de cómo mis propias frases escapan de sus contextos originales y se entrelazan de nuevo.


Se abren los interrogantes como las flores a los primeros rayos de la luz. Todo se alimenta de esa curiosidad. Lo difícil es sobrevivirla.

En no pocas ocasiones, una grieta se abre entre los mundos que conocemos como entre los muslos de la mujer que amamos.

Envejezco.

Hubo días huraños en alguna parte de mi vida. Crucé los ríos dormidos por una lluvia horizontal que me arrastraba hacia tus ojos más tristes.

Me sé incompleto y puede que, en ocasiones, mutilado. Me quiero siempre de otra forma pero no reniego de esta... Esta búsqueda no admite los parámetros de la lógica. Me resisto a conformarme, es cierto, pero no negaré que muchas veces lo aparento. Y me conformo con muy poco: es hermoso ese mínimo calor humano de abrazarse a uno mismo y susurrarse pequeñas verdades.

Entonces sobran las palabras. Por fin. Ningún temor, ninguna vacilación. Se trata tan sólo de saber escuchar atentamente los rumores del cuerpo.

No existe el tiempo, no. Existe el lenguaje.

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