El hechizo
Un alfiler que horada una piel sin mácula, un pensamiento que reverbera, una idea que se retuerce sin ser retorcida, un gesto sencillo que se multiplica, una acción que se repite para alejarnos, así, de la monotonía.
Un abrazo continuado, una vorágine de sílabas en un universo de números, una certeza que no necesita pruebas, un desfile desierto, sin música, banderas ni convocantes, una persona rara y sola observando las líneas de la palma de su mano.
Y al fondo, como alejado del mundo pero incrustado en el cerebro, alguien sabedor que las palabras son sólo una parte ínfima del lenguaje.
Un alfiler que horada una piel sin mácula, un pensamiento que reverbera, una idea que se retuerce sin ser retorcida, un gesto sencillo que se multiplica, una acción que se repite para alejarnos, así, de la monotonía.
Un abrazo continuado, una vorágine de sílabas en un universo de números, una certeza que no necesita pruebas, un desfile desierto, sin música, banderas ni convocantes, una persona rara y sola observando las líneas de la palma de su mano.
Y al fondo, como alejado del mundo pero incrustado en el cerebro, alguien sabedor que las palabras son sólo una parte ínfima del lenguaje.
Etiquetas: Literatura
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