Tras la cópula
I
Si extinta la emoción, el placer permanece.
Arde la lamparilla de aceite, apuras
la imprescindible copa -- verano en tus labios --
y te aprestas a ser humo, aire, aliento y nada o nadie.
Renace la quietud en el ocaso.
II
Si grata, la emoción no repercute
más allá del asedio. Cielos en alianza
ahuyentan el salobre sudor del deliquio
y una lluvia mezquina hiela la memoria
confiscando los bienes, si fugaces valiosos,
donde yacentes vértebras se acomodaban
al migratorio empuje de otras, sus semejantes.
Desvalijado el cuerpo, se arrebuja el espíritu
para entre ruinas sepultar un último efluvio.
I
Si extinta la emoción, el placer permanece.
Arde la lamparilla de aceite, apuras
la imprescindible copa -- verano en tus labios --
y te aprestas a ser humo, aire, aliento y nada o nadie.
Renace la quietud en el ocaso.
II
Si grata, la emoción no repercute
más allá del asedio. Cielos en alianza
ahuyentan el salobre sudor del deliquio
y una lluvia mezquina hiela la memoria
confiscando los bienes, si fugaces valiosos,
donde yacentes vértebras se acomodaban
al migratorio empuje de otras, sus semejantes.
Desvalijado el cuerpo, se arrebuja el espíritu
para entre ruinas sepultar un último efluvio.
Etiquetas: Literatura
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