LA TELARAÑA

viernes, octubre 17

Palabras (Recomposición)


-I-

No le faltan al viento las razones
para envolverte
en la densa humareda del olvido

y arrancarme las manos - mis manos de ti, mis manos que escriben -
de cuajo.



-II-


Luego me encierro en tu vientre y envuelto de líquidas membranas, disfruto de la luz tenue y cálida de un sol prestado que late en mi pecho.



-III-



Auscultando la ciudad en ruinas te golpeas igual que las piedras que ruedan, pero pronto llega el desahucio de los sentidos y entonces ya nada importa.

¿Qué podría turbarte, ahí suspendido entre incontables objetos perdidos a los que no sabrías - ni siquiera por metafórica semejanza - poner un nombre?

Una gota de sangre coagulada con forma de estrella, de ameba, de araña o de eclipse. Una marca volátil que se aleja y se acerca - y finalmente se adhiere a tu pecho y dibuja una flor vacilante, una herida abierta al hierro silente de un fuego mezquino.

Este eco ancestral preludia tambores de ansiedad e insomnio.



*******


A veces me impongo algunos límites con el único fin de transgredirlos. A veces, no.

Un cierto barniz, atractivo pero efímero, sostiene con más empeño la formulación del deseo que el deseo mismo. Y son los objetos - tu cuerpo, el mío, esas sombras mudas que planean entre ambos y ninguno - la superficie que repele la resbaladiza penetración del lenguaje.

No sólo los sordos sonríen a destiempo.




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