Seguramente mi concepción del tiempo sea midasíaca. Pero también lo es mi concepción de la vida. Y un instante de plenitud individual, un deliquio presuntamente creativo, una honda pero efímera penetración en la carne del deseo, una mirada al espejo y una sonrisa que aparece si no la piensas, un gesto cualquiera de solidaridad no premeditada, el sentir cómo nuestros pasos nos hacen una vez y otra tropezar en el vacío de la misma piedra y tantas otras minucias bien merecen darse una vuelta para observar el mundo con los ojos limpios que ya no tenemos, desgraciadamente.
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Etiquetas: Literatura
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