troyanos
La Telaraña en El Mundo.
Y aquí:
Troyanos
Todo tiene un valor escaso, pero menos aún, ninguno, cuando molesta especialmente. Los técnicos del Consell de Munar le hacen ascos a la acequia árabe d'en Baster -declarada Bien de Interés Cultural, no lo olvidemos- y a los monumentos modernistas que todavía hay en Can Domenge. Gaudí debe ser otra cosa, porque Miguel Nadal ya aclaró con contundencia que prefiere los pliegues y sinuosidades del catalán a las imprescindibles viviendas sociales de protección oficial. El candidato de UM puede presumir, sin duda, de buen gusto. Lástima que lo haga desde el cinismo propio de los bárbaros dispuestos a arrasarlo todo porque, a fin de cuentas, lo suyo es imponer la propia forma de vida, la inercia y el vértigo del pensamiento único y, cómo no, la especulación.
El arte siempre buscó otorgar consistencia -y también belleza, lirismo y hasta tragedia- a la memoria, amplitud de horizontes al paisaje y espíritu transgresor al paisanaje. Lo demás son urdimbres de coleccionistas o burócratas, esos taxidermistas anémicos que reducen la realidad a un montón de piedras sin importarles lo que ocultan. Algo así nos espera cuando cenemos, si llega el momento, en el restaurante que Munar -otra vez ella, omnipresente, ubicua- proyecta construir en los jardines de La Misericòrdia, sobre las reliquias del cementerio de Camp Roig. Nada menos. Cenar entre muertos vivientes -de los siglos XVII al XIX- puede ser una experiencia única. Incluso irrepetible si los zombis deciden salir de sus tumbas, coger las violas y animarnos la velada. Todo es posible, aunque sería aconsejable dejarles descansar. Están muertos.
Los vivos tenemos otros problemas. Investigar, por ejemplo, si la página web del sibilino lingüista y profesor de la UIB, Gabriel Bibiloni, tiene, o no, instalado un magnífico troyano informático, como me canta mi antivirus Kaspersky cada vez que accedo al lugar. Igual es una falsa alarma y sólo intenta descargarnos un ingenuo mapamundi de los países catalanes o una senyera como fondo de escritorio y eso al antivirus parece no gustarle. A mí tampoco.
Y aquí:
Troyanos
Todo tiene un valor escaso, pero menos aún, ninguno, cuando molesta especialmente. Los técnicos del Consell de Munar le hacen ascos a la acequia árabe d'en Baster -declarada Bien de Interés Cultural, no lo olvidemos- y a los monumentos modernistas que todavía hay en Can Domenge. Gaudí debe ser otra cosa, porque Miguel Nadal ya aclaró con contundencia que prefiere los pliegues y sinuosidades del catalán a las imprescindibles viviendas sociales de protección oficial. El candidato de UM puede presumir, sin duda, de buen gusto. Lástima que lo haga desde el cinismo propio de los bárbaros dispuestos a arrasarlo todo porque, a fin de cuentas, lo suyo es imponer la propia forma de vida, la inercia y el vértigo del pensamiento único y, cómo no, la especulación.
El arte siempre buscó otorgar consistencia -y también belleza, lirismo y hasta tragedia- a la memoria, amplitud de horizontes al paisaje y espíritu transgresor al paisanaje. Lo demás son urdimbres de coleccionistas o burócratas, esos taxidermistas anémicos que reducen la realidad a un montón de piedras sin importarles lo que ocultan. Algo así nos espera cuando cenemos, si llega el momento, en el restaurante que Munar -otra vez ella, omnipresente, ubicua- proyecta construir en los jardines de La Misericòrdia, sobre las reliquias del cementerio de Camp Roig. Nada menos. Cenar entre muertos vivientes -de los siglos XVII al XIX- puede ser una experiencia única. Incluso irrepetible si los zombis deciden salir de sus tumbas, coger las violas y animarnos la velada. Todo es posible, aunque sería aconsejable dejarles descansar. Están muertos.
Los vivos tenemos otros problemas. Investigar, por ejemplo, si la página web del sibilino lingüista y profesor de la UIB, Gabriel Bibiloni, tiene, o no, instalado un magnífico troyano informático, como me canta mi antivirus Kaspersky cada vez que accedo al lugar. Igual es una falsa alarma y sólo intenta descargarnos un ingenuo mapamundi de los países catalanes o una senyera como fondo de escritorio y eso al antivirus parece no gustarle. A mí tampoco.
Etiquetas: Artículos
2 Comments:
Joder.
Aunque algo taxativo u onomatopéyico tu comentario tiene premio. Es el primero de un mes que apuntaba un zero comments demoledor:-)
Abrazos
Fx
Publicar un comentario
<< Home