pregoneros
La Telaraña en El Mundo.
Mientras una parte del Govern critica la presencia del Rey en Marivent, la otra recorre Internet en busca de El Jueves. Este país es como es, pero no todo es política. O sí. Hay cosas peores que Martorell, Sebastiá Serra, ¡UM!, el futuro de IB3 o el superfluo IEB. Leo, a ratos, sobre las jóvenes generaciones literarias que los críticos promocionan. Cuando no todo es vanidad, es solitario esfuerzo. Si tuviese interés en estos personajes menores, incultos vocacionales y sedientos de protagonismo, lo que tendría que hacer es guardar sus declaraciones. En pocos años, una vez instalados en el púlpito, los oiremos reflexionar sobre la vuelta a las sólidas estructuras narrativas. Alguien dijo que la juventud es un sarampión que hay que pasar rápido. En efecto, pero sólo si es para no hacer el ridículo más tiempo del debido.
Envejecer es un arte. Pienso ahora en Cristóbal Serra, por ejemplo, pero no sólo en él. También en un amable lector que me envía esta críptica frase: “Escribe usted de cojones, Sr. Planas.” No sé yo. O en la buena gente que, con el paso del tiempo, consigue la cristalina lucidez que sólo otorga una lenta, selectiva y rigurosa digestión de todo cuanto se puede aprender y, a la vez, desaprender, en la vida frente a quiénes, legión enorme y ruidosa legión chirriante, sólo alcanzan a repetir, con frenesí y pancarta, lo último que oyen o les dictan. Hay pregoneros para todos los gustos.
Esto explica que francotiradores confesos y convulsos como el Lobby o la web Tribuna Mallorca clamen contra el compañero y maestro Joan Pla. Su pecado, ahora, es haber sido elegido pregonero de las Fiestas de San Agustín, este agosto en su Felanitx natal. Son los mismos que aplauden el reciente pregón del ubicuo Biel Mesquida en Sa Pobla. Está muy bien esto de loar sin freno a los gobiernos de turno. Endurece el rostro. Genera euforia y fervor litúrgico. Consignas. Mientras tanto, a ver si aprendo del alcalde Joan Comes y me subo el sueldo un 315%. Qué menos.
Envejecer es un arte. Pienso ahora en Cristóbal Serra, por ejemplo, pero no sólo en él. También en un amable lector que me envía esta críptica frase: “Escribe usted de cojones, Sr. Planas.” No sé yo. O en la buena gente que, con el paso del tiempo, consigue la cristalina lucidez que sólo otorga una lenta, selectiva y rigurosa digestión de todo cuanto se puede aprender y, a la vez, desaprender, en la vida frente a quiénes, legión enorme y ruidosa legión chirriante, sólo alcanzan a repetir, con frenesí y pancarta, lo último que oyen o les dictan. Hay pregoneros para todos los gustos.
Esto explica que francotiradores confesos y convulsos como el Lobby o la web Tribuna Mallorca clamen contra el compañero y maestro Joan Pla. Su pecado, ahora, es haber sido elegido pregonero de las Fiestas de San Agustín, este agosto en su Felanitx natal. Son los mismos que aplauden el reciente pregón del ubicuo Biel Mesquida en Sa Pobla. Está muy bien esto de loar sin freno a los gobiernos de turno. Endurece el rostro. Genera euforia y fervor litúrgico. Consignas. Mientras tanto, a ver si aprendo del alcalde Joan Comes y me subo el sueldo un 315%. Qué menos.
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