el brote de luz
La Telaraña en El Mundo.
Si el sueño de la razón engendra monstruos, la fe en el dinero –en su poder y liturgia, en su lengua sin más gramática que la conjetura del balance- genera soberbias estupideces. Paul Davidson –que escribió un libro sin haber leído jamás uno; no es tan inusual, créanlo- quiere ganar la Champions con el Real Mallorca y, además, llenar de británicos –tan ebrios de rondalles como de absenta, xoriguer o palo- las elípticas gradas del críptico Son Moix. Parece que, aunque la globalización nos junte, sigue habiendo abismos culturales entre unos y otros.
Sebastià Serra ha enviado a los Xeremiers de Son Roca a un festival por tierras itálicas. La euforia le hace proclamar que el IEB y la Fundación Ramón Llull son compatibles. Tiene razón, hay subvenciones para todos. Pero yo enviaría a más gente de viaje. No sé si empezar por el acordeonista que, bajo la ventana, repite la misma melodía o la pareja de dimonis que pasa, ahora, con gran desconcierto de tambores o los histriones que rompen, aquí y allá, el aire con sus ritmos de sudor étnico. El ruido en Palma es ensordecedor.
Sin embargo, y al contrario, ocultos entre los emails que nos ofrecen el derroche de miles de euros, como las encuestas de Gadeso, o la trama fraudulenta de alguna herencia, las dosis mágicas de Viagra o el sueño abyecto de un pene más largo –cómo si supieran nuestra medida- me encuentro con proyectos sensatos. Hace un año el Instituto de E.S. Albero de Alcalá de Guadaíra, Sevilla, me pidió un texto para «animar a los alumnos a leer, aprender, descubrir, crecer, abrazar la poesía... ser más libres y cultos, menos brutos y manipulables». Me sumé a la idea. Hoy es un lujoso libro –titulado Elogio de la Palabra- en el que asombra su elenco de pensadores, literatos y científicos. Citarlos sería caer en el simbolismo de los nombres cuando sólo cuenta el linaje de apoyar la cultura -su brote de luz- entre los jóvenes. En cosas así debieran invertir las autoridades y no en perpetuar la monodia nacionalista.
Si el sueño de la razón engendra monstruos, la fe en el dinero –en su poder y liturgia, en su lengua sin más gramática que la conjetura del balance- genera soberbias estupideces. Paul Davidson –que escribió un libro sin haber leído jamás uno; no es tan inusual, créanlo- quiere ganar la Champions con el Real Mallorca y, además, llenar de británicos –tan ebrios de rondalles como de absenta, xoriguer o palo- las elípticas gradas del críptico Son Moix. Parece que, aunque la globalización nos junte, sigue habiendo abismos culturales entre unos y otros.
Sebastià Serra ha enviado a los Xeremiers de Son Roca a un festival por tierras itálicas. La euforia le hace proclamar que el IEB y la Fundación Ramón Llull son compatibles. Tiene razón, hay subvenciones para todos. Pero yo enviaría a más gente de viaje. No sé si empezar por el acordeonista que, bajo la ventana, repite la misma melodía o la pareja de dimonis que pasa, ahora, con gran desconcierto de tambores o los histriones que rompen, aquí y allá, el aire con sus ritmos de sudor étnico. El ruido en Palma es ensordecedor.
Sin embargo, y al contrario, ocultos entre los emails que nos ofrecen el derroche de miles de euros, como las encuestas de Gadeso, o la trama fraudulenta de alguna herencia, las dosis mágicas de Viagra o el sueño abyecto de un pene más largo –cómo si supieran nuestra medida- me encuentro con proyectos sensatos. Hace un año el Instituto de E.S. Albero de Alcalá de Guadaíra, Sevilla, me pidió un texto para «animar a los alumnos a leer, aprender, descubrir, crecer, abrazar la poesía... ser más libres y cultos, menos brutos y manipulables». Me sumé a la idea. Hoy es un lujoso libro –titulado Elogio de la Palabra- en el que asombra su elenco de pensadores, literatos y científicos. Citarlos sería caer en el simbolismo de los nombres cuando sólo cuenta el linaje de apoyar la cultura -su brote de luz- entre los jóvenes. En cosas así debieran invertir las autoridades y no en perpetuar la monodia nacionalista.
Etiquetas: Artículos
2 Comments:
En ese cuerpo a cuerpo andamos: que aprendan, descubran, creen, que sean más libres, menos manipulables... Después de aportar mi pequeño granito de arena al "Elogio de la palabra", resulta emocionante ver cómo la onda va aumentando, ver que lejos de nuestro I.E.S. Albero también otros albergan las mismas preocupaciones que nosotros.
Un saludo y muchas gracias por estas lucecillas que nos encendemos.
Pablo Macías, profesor de Lengua castellana y Literatura del I.E.S. Albero.
Vuestra iniciativa, querido Pablo, era tan formidable que, por una vez, el resultado sólo podía ser tan fantástico como finalmente ha sido. Enhorabuena y gracias:-)
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