el eje cívico del vacío
La Telaraña en El Mundo.
Desde ahora voy a mirar a los venezolanos de Palma con sincera aflicción. Se han regalado dictador, barbarie y demagogia nacionalista para el resto de sus días. Pero los días del dictador no siempre son la exacta duración de la dictadura –como sucedió en España, pese al 23F- sino algo más sutil y relacionado con las mutaciones irreversibles de una realidad que nunca se sabe cuál es. Siempre parece otra.
El declive de la razón acarrea dosis iguales de tristeza y rabia. De tristeza, porque subyace, en el fondo, la absoluta inocencia de la mayoría. De rabia, porque participar en una farsa nunca resulta agradable, sino muy triste. Siempre se acaba cerrando el círculo. Está en su naturaleza.
Lo que no está claro es la intención de convertir calles en ejes cívicos. Barriadas en condados o líneas de mar en jardines. El estupor del Pacte viaja con la brisa y confirma que pactar con UM es como hacerlo con el diablo: garantiza el infierno y sus emanaciones. Los eufemismos espantan pues no es igual salir a la calle y refugiarse, anónimo, en el gentío que caer de lleno en la liturgia oficial de algo que no se sabe qué es. Voy a comprarme –como el Govern, Planícia- una mansión de lujo en el lugar más salvaje de la isla. Además de ser una gran inversión, ahí aún no hay vigías, chivatos ni escoltas de ese Gran Hermano –pura exhibición y vacío- que amenaza tragarse la ciudadanía. Buen provecho.
El declive de la razón acarrea dosis iguales de tristeza y rabia. De tristeza, porque subyace, en el fondo, la absoluta inocencia de la mayoría. De rabia, porque participar en una farsa nunca resulta agradable, sino muy triste. Siempre se acaba cerrando el círculo. Está en su naturaleza.
Lo que no está claro es la intención de convertir calles en ejes cívicos. Barriadas en condados o líneas de mar en jardines. El estupor del Pacte viaja con la brisa y confirma que pactar con UM es como hacerlo con el diablo: garantiza el infierno y sus emanaciones. Los eufemismos espantan pues no es igual salir a la calle y refugiarse, anónimo, en el gentío que caer de lleno en la liturgia oficial de algo que no se sabe qué es. Voy a comprarme –como el Govern, Planícia- una mansión de lujo en el lugar más salvaje de la isla. Además de ser una gran inversión, ahí aún no hay vigías, chivatos ni escoltas de ese Gran Hermano –pura exhibición y vacío- que amenaza tragarse la ciudadanía. Buen provecho.
Etiquetas: Artículos
2 Comments:
Párrafo ilativo genial. Lo retengo para plagios y citas. Queda advertido. Le espero en los juzgados.
:-)
Creo que en los de Palma no hay, ni siquiera, un mísero bar donde discurrir los pormenores ilativos. Así que no me espere ahí:-)
Por cierto. Igual me voy a bcn el fin de semana próximo...
Publicar un comentario
<< Home