LA TELARAÑA: antes que rosas, capullos

sábado, abril 25

antes que rosas, capullos

La respuesta a la pregunta del millón en El Mundo: ¿Cree que Olav, con su problemas de dislexia, tiene razón al pedir a sus profesores que le examinen en castellano?



Sí. Claro que sí, pero no sólo eso. No basta con exigir lo evidente. Hay que adentrarse en las arenas movedizas de la realidad y desenterrar sus conceptos más íntimos. Pasó ya el tiempo de la empatía, de observar las ciudades a través del brillo lejano de sus palacios de mármol y el lujo adamascado y cretino de su corte de abducidos. Basta de remilgos y melindres. Hay que adentrase en las calles, tomar las avenidas y hacerse fuertes en las plazas, devolver la libertad de expresión y pensamiento a las aulas y así, conjugar todas –absolutamente todas- las lenguas al unísono. Regresar al instante único de Babel sabiendo que la confusión de lenguas no fue ningún castigo divino sino un privilegio, un signo de vida, multiplicidad y dinamismo. La posterior diáspora no hace sino confirmarlo. Había que crear el mundo. Ahora toca recrearlo.

Quizá sea, pues, la hora de un plante generalizado –en educación, sanidad y cultura-, la hora púrpura de una objeción consciente a tanta dictadura lingüística, a tanto desvarío y adoctrinamiento vulgar y anodino. Con todo, hay que ser cautos. No es de recibo convertir al joven Olav en un símbolo o icono, en un héroe por accidente sin más futuro que estrellarse, como un ariete de madera, contra los muros feudales del castillo de piedra, de sólida estulticia, de oscuridad absoluta. Ese golpe le haría añicos y dolerle, luego, para siempre. No queremos eso.

Queremos denunciar la barbarie. Aquí ya no prevalece ni el sentido común –esa burbuja de aire que al estallar renueva el universo entero- ni la autoridad de la Federación de la Dislexia ni el perverso escalafón legislativo que somete las leyes generales a la sandez puntillosa de la legislación local. Aquí el triste panorama demuestra que el poder asemeja un agujero negro, un sumidero: el desagüe de un mar de aguas muertas. No hay a quién dirigirse. Nadie sabe ni contesta. Es la esquizofrenia de un viejo Plan de Normalización puesto al día. Es la paradoja de un país donde el Govern y la UIB se convierten en el mejor soporte lógico, organizativo y propagandístico de las manifestaciones de Maulets, Joves Per la Llengua y SEPC. Así, hasta San Jorge deja de ser la fiesta del libro y la rosa –qué solemne estupidez- para convertirse en el rosario interminable de los casi 300 capullos. Esperar que florezcan es una utopía. Seguir regándolos de subvenciones, una aberración.

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1 Comments:

Blogger goloviarte said...

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25 de abril de 2009, 18:50  

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