LA TELARAÑA: el puzle de la belleza

viernes, julio 17

el puzle de la belleza

La Telaraña en El Mundo.




Acabo de ver a Megan Fox orlada con los pechos de Angelina Jolie, los brazos de Aniston, las curvas de Beyoncé y las piernas de Brook. El resultado –claramente postmoderno: una mezcla ambigua de iconos publicitarios- es tan aterrador como si recombinásemos a Flaquer, Matas, Cardona, Ramis, Nadal o Ferré. Del cadáver exquisito resultante –un bodrio- sólo reconoceríamos la sonrisa incorrupta de Munar. Puede que nunca averigüemos en dónde reside, realmente, la belleza.

Me gustan esas actrices. Me gustan como mujeres, quiero decir, y sin la necrofilia y el vampirismo de las ideas, obsesiones o citas ajenas. La belleza no reside en el artificio de los tópicos del vértigo. Quizá yazca, remisa, en algún lugar más oculto. En Mary Shelley y no en Frankenstein, por ejemplo.

Hace 40 años trasnoché por ver los saltos, color sepia, de Armstrong sobre la luna. Ahora, otro Armstrong ha devuelto el tedio al Tour de Francia y nos ha reconciliado con la siesta. Pero no es sólo eso; hay sueño atrasado y ganas de despejarse para los jueves de compras y estrépito, museos y sacristías, botellón civilizado a la luz de los escaparates. Lástima que los tenderos ignoren, aún, de qué va la «Thursday Night Fever». La culpa, cómo no, es del Govern. Sólo ellos osarían editar los carteles del lance en inglés, alemán y español. Falta el catalán y, sin él, aquí nadie sale de casa. No por nada. Sino por si acaso.

Etiquetas: